La EBAU ( Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad) arranca un año más bajo la polémica suscitada por la regulación que permite a los alumnos de algunas Comunidades Autónomas presentarse al examen sin haber aprobado todas las asignaturas de bachillerato.
Debido a las dificultades al estudio ocasionadas por la pandemia, 11 autonomías permiten a los estudiantes de bachillerato con asignaturas suspensas presentarse a la selectividad. La decisión se adopta en la Junta de Evaluación y esta supeditada a la normativa de cada comunidad autónoma.
Mientras que la medida comenzó a ser aplicada en 2020 por once de las consejerías de educación, Madrid, Cataluña, Castilla y León, Murcia, Andalucía y País Vasco continúan exigiendo a sus alumnos haber aprobado todos los cursos para poder obtener el título de Bachillerato.
Según el sindicato Unión Sindical de Inspectores de Educación (USIE), la medida ahonda en las desigualdades entre regiones y condiciona el acceso a la universidad de miles de estudiantes en todo el país. La medida entró en vigor en septiembre del año 2020 pero la nueva Ley de Educación conocida como 'Ley Celáa' le otorga un carácter permanente.
La medida, que no se aplica de forma automática sino que requiere que el estudio de cada caso a nivel individual, requiere la aprobación de la Junta de Evaluación de cada centro que, en última instancia, será el organismo encargado de decidir si un alumno titula o no.
Los criterios a tener en cuenta por este organismos formado por los profesores de las diferentes asignaturas se basan en un análisis sobre el rendimiento académico del alumno. De esta forma, son los docentes los que deciden si el estudiante ha cumplido con los objetivos del curso y, por tanto, si esta preparado o no para dar el salto a los estudios superiores.