Un grupo de profesionales del Área de Salud Mental del Hospital San Joan de Déu, Barcelona, han creado la primera cuenta de Instagram “que tiene una finalidad terapéutica y que se incluye dentro del tratamiento que reciben los pacientes atendidos por un TCA (Trastorno de la Conducta Alimentaria)”, según apuntan el centro sanitario y Jordi Mitjà, enfermero y coordinador de la cuenta de Instagram @stoptca_sjd.
Esta iniciativa sirve para “contrarrestar la apología” que se hace en algunas webs de la anorexia y la bulimia, según explica Mitjà. Además, Elisabet Abad, directora de la Agencia Catalana de Cosum, también señala que la administración está “persiguiendo este tipo de webs”. La modificación legislativa ha permitido la modificación de las mismas, por lo que se ha procedido a la sanción y cesación de 9 webs.
Unos 30 jóvenes, con edades comprendidas entre los 9 y 17 años, participan activamente en la publicación de los contenidos en la cuenta de Instagram @stoptca_sid, que pretende fomentar la conciencia de problema, diferenciando las ideas y emociones enfermizas de las propias, y aumentar la motivación para realizar cambios, dos pasos fundamentales en el proceso terapéutico.
Tratan de ofrecer un discurso alternativo al difundido por las webs que proponen la anorexia u otros trastornos alimentarios como estilo de vida. El perfil se lanzó oficialmente el 20 de marzo y ya se acerca a los 10.000 seguidores. Entre sus publicaciones se pueden conocer algunos talleres terapéuticos en los que participan los pacientes durante su tratamiento y que tienen como objetivo mejorar su autoestima.
“Instagram es la red social más utilizada actualmente por los adolescentes y la que más incide en su salud mental. Al fomentar las comparaciones, provoca un aumento de la insatisfacción corporal en los jóvenes y puede actuar como un desencadenante o reafirmante de un trastorno alimentario. En la actualidad, muchos perfiles de esta red fomentan un estilo de alimentación no saludable”, señala el centro hospitalario.
La historia de una joven afectada por un TCA a los 16 años, que tardó 4 años en curarse, expone las graves consecuencias de estos trastornos. “Consultábamos páginas web, relacionadas con la vida saludable, con nuestra hija, que ya en aquellos momentos ya estaba enferma y no lo sabíamos. Luego te das cuenta y piensas, ¿Qué estábamos haciendo? Evidentemente teníamos la mejor intención”, cuenta Lluis Blanc, el padre que cuenta el duro proceso por el que tuvo que pasar su hija para concienciar a la sociedad.
“Incluso cuando estaba en tratamiento en el centro especializado, cuando llegaba a casa utilizaba las redes sociales porque lo hacían sus compañeras. Pensábamos cómo parar eso. En la casa que todo funciona perfecto, que la familia está unida y todo es genial, te cae una bomba en medio del salón. Ahí es cuando te preguntas qué ha pasado. No ves salida. Es una enfermedad muy desconocida que incluso en ocasiones es maltratada, como cuando tienes que escuchar cosas como que es una tontería”, añade Blanc.
“Entramos en una fase de aceptación, de que existe. Es algo que no te puedes imaginar nunca, ver esta enfermedad en tu casa. Te haces mil preguntas y no entiendes nada. Lo que hay que hacer es ponerse en manos de especialistas. Mi hija tuvo 4 años de tratamiento y un sufrimiento increíble, tanto personal como del entorno familiar y de amigos”, concluye el padre de la joven afectada.
“De las 270 personas que estaban siguiendo un tratamiento ambulatorio, cuando llegaban a casa tras abandonar el hospital, el 87% consultaba páginas que podían inducir a un TCA. Hemos enviado 30 denuncias por webs nocivas. La primera que enviamos, a una conocida plataforma, tardó 48 horas en cerrarla. Una actitud absolutamente irresponsable tras un informe oficial que señalaba que esa página estaba tentando contra el bien de las personas. No se trata de prohibir, se trata de vigilar”, señala Ramón Guardia, presidente de la asociación ACAB, Associació Contra l'Anorèxia i la Bulímia.
Consum publicó este año unas recomendaciones para los familiares que tienen hijos con trastornos alimentarios.
- Disfrutar de, al menos, una comida al día en familia. Confiar en la sensación de saciedad de los hijos y evitar forzarlos a comida. Recordad que su ritmo es más lento y requiere más paciencia por su parte.
- Conversar con tranquilidad e interés. Por eso es mejor evitar distracciones como la televisión, móviles, tabletas…
- Evitar hacer uso de la comida como premio o castigo. Evitar mensajes como “Si te lo acabas, te doy un helado”. Mejor reforzar pequeños avances, como probar un alimento nuevo.
- Mostrar amor y afecto hace que sus hijos e hijas se sientan seguros, queridos y aceptados. Dales tanto como pueda.
- Animarles a hablar abiertamente de sus emociones, inquietudes, miedos… Hay que escucharles con atención y darles todo el apoyo.
- Establecer un entorno seguro con pautas claras. Mejor si son pocas, firmes, constantes y adaptadas a su edad.
- Reforzar la aceptación de su cuerpo y tratar de que se sienta satisfecho. Evitar hacer comentarios críticos sobre el físico de las personas.
- Navegar por Internet junto a los hijos e hijas para favorecer una visión crítica de los cánones de belleza.
- Enseñarles a relacionarse de manera positiva con los demás y gestionar las dificultades con las que se pueden encontrar en el futuro en su entorno, como la escuela, los amigos... “De quien más aprenden vuestros hijos es de vosotros”.
- Si quieres que crezcan sanos, comparte tiempo de calidad con ellos y dales un buen ejemplo.