Patricia Cervera lleva años luchando para curar a su hija, enferma de anorexia y siente que lo hace sola. Por eso esta madre ha contado su historia y la de su familia en Change.org, donde recaba firmas para que la Junta de Andalucía cree unidades especializadas en Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA).
Asegura que su hija le ha pedido que la “deje morir” y que no entiende porque “ya no puede reír, ni llorar”.
Acusa de “abandono” al “sistema público de salud, en algunas Comunidades Autónomas, como es el caso de Andalucía, dando lugar a la cronificación de la enfermedad con resultados irreversibles: grave deterioro tanto físico como mental, llegando incluso a la propia muerte, bien por suicidio, bien por fallos en órganos vitales”.
Con otro hijo, esta mujer asegura que “no solo tienes que lidiar con la grave enfermedad de tu hija, sino que además tienes que estar continuamente batallando con el propio sistema sanitario”.
“Todos estos años las opciones de tratamiento han sido consultas ambulatorias, esporádicas, en salud mental, primero en unidades infanto-juveniles y, posteriormente, en unidades de salud mental de adultos. Sólo y, exclusivamente, ante mi insistencia, se le ingresaba en el hospital, cuando estaba muy grave”, explica antes de asegurar que el gasto mensual para los enfermos de anorexia y bulimia puede alcanzar los 2.000 euros.
Sus ingresos son los únicos que entrar en esta familia monoparental. Ha tenido que endeudarse muchas veces para tratar la enfermedad de su hija, que hoy tiene 21 años, pero que padece anorexia desde los 13. “La sanidad pública no garantizaba ningún tratamiento real a mi hija”, sostiene ella. Sin embargo desde la Junta de Andalucía aseguran que existe un protocolo de actuación para estos pacientes que son tratados por profesionales de Atención Primaria, Pediatría, Salud Mental, Endocrinología, Medicina Interna. No obstante, no existen las Unidades especializadas en TCA.