Cuáles son los peligros de la erupción del volcán en La Palma

  • Las coladas de lava y los gases tóxicos están controlados hasta el momento

  • Uno de los principales peligros de la erupción son los incendios

  • La nube de humo y cenizas del volcán no ha tenido consecuencias en el tráfico aéreo

La isla de La Palma vuelve a sufrir una erupción volcánica tras más de medio siglo. La erupción volcánica que se produjo a primera hora de la tarde de este domingo en 'Cumbre Vieja', en la zona de Cabeza de Vaca, está dejando impresionantes imágenes y ha obligado ya a evacuar a cerca de 5.000 vecinos de la isla.

Según detalla la Guardia Civil, la evacuación afecta a más de 5.000 personas de diferentes barrios de los municipios de El Paso, Tazacorte y Los Llanos de Aridane, y arrancó con unas 300 personas que vivían en Alcalá y El Paraíso, los barrios más cercanos a la zona de erupción. Afortunadamente no se han producido daños personales, pero son muchos los peligros de una erupción de este tipo y las autoridades alertan de ellos a la población y a los turistas en La Palma.

Desde el 112 Canarias recomiendan a la población mantener la calma, cerrar puertas y ventanas de las casas, más los suministros de agua, luz y gas, llevar documentación, teléfono móvil y radio a pilas y en caso de tener animales, hay que seguir las directrices del plan de evacuación.

Las coladas de lava

Tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja se ha podido constatar que se trata de una erupción de tipo estromboliano, que suele ser una erupción poco explosiva y 'mas tranquila', erupciones que permiten evacuar a la población con tiempo y sin que se produzcan desgracias personales. Aún así, estas erupciones se caracterizan por extenderse en el tiempo y expulsar mucho material. Así, enseguida se han formado grandes coladas de magma que, desde las ocho bocas activas del volcán, ya resbalan por los valles rumbo a la costa.

Las coladas de lava son imparables, formadas por rocas incandescentes que superan los 1075 grados centígrados y avanzan a una velocidad de unos 700 metros por hora. Su avance ya ha arrasado con casas, carreteras y todo tipo de infraestructuras y los servicios de emergencia están intentando cortar cualquier acceso a ellas. La escasa velocidad de las coladas permite que se vayan calculando sus trayectorias y así se pueda evacuar a la población y tomar más precauciones. Actualmente las coladas se aproximan a El Paraíso, Alcalá y zonas cercanas.

Los geólogos cuentan que, una vez que lleguen al mar, no hay especial peligro para la población. Cuando la lava toque la costa se producirán enormes nubes de vapor de agua, pero sin peligro. La única consecuencia es que la isla puede crecer unos cuantos metros cuadrados en extensión.

Piroplastos y ceniza

Además de las coladas de lava, la erupción del volcán de La Palma está expulsando a la atmósfera toneladas de materiales en forma de piroplastos y ceniza volcánica. Las rocas incandescentes expulsadas por las bocas del volcán pueden alcanzar cientos de metros de altura y aterrizar a varios kilómetros de distancia. Afortunadamente, las bocas de la fractura volcánica se han abierto en una zona deshabitada, lo que hace que la lluvia de material volcánico peligroso quede alejada de la población. Aún así, no deja de suponer un peligro.

La expulsión de toneladas de ceniza puede ocasionar otros problemas, debido a que su volatilidad hace que se extienda mucho mas lejos. La ceniza puede cubrir la isla y afectar a la visibilidad y ala calidad del aire en las zonas habitadas. Además, su propagación y dirección siguiendo los vientos puede afectar al tráfico aéreo de las islas.

Gases tóxicos: CO2 y dióxido de azufre

Otro de los peligros de una erupción volcánica de este tipo está en los gases tóxicos que expulsa el volcán, como el CO2 o el dióxido de azufre. Este último es altamente tóxico y por eso se recomienda al población que no se acerque a los proximidades de la erupción. Afortunadamente, también en este tipo de erupciones, la concentración de estos gases se suele limitar a la zona de la producción de materiales.

La cantidad expulsada de dióxido de azufre también sirve a los volcanólogos para predecir la duración que puede tener la propia erupción. "El primer día hemos calculado entre 6.000 y 9.000 toneladas, una cantidad razonable, las hemos visto mayores, y una tendencia descendente va a ser indicativo de que la erupción va menguando; cuando pasen 48 horas sin ninguna emisión de dióxido de azufre, podemos darla por finalizada", explica el coordinador del Instituto Vulcanológico de Canarias, Nemesio Pérez.

Los incendios

Otro de los peligros inminentes de la erupción son los incendios forestales que pueden llegar a producirse. Estos son impredecibles y pueden tener muchas causas y puntos de formación alrededor de la zona de la erupción. Puede iniciarse por los piroplastos ardientes expulsados, por las coladas de lava o, simplemente, por las enormes temperaturas que se alcanzan junto a la erupción.

Pocas horas después de la erupción ya comenzaron a producirse los primeros incendios en la zona, la mayoría controlados por los bomberos, que tienen que trabajar ante la imprevisibilidad de los mismos, y entre temblores y explosiones. Hasta el momento, ninguno de los focos de incendios se ha extendido de manera peligrosa, pero un aumento de la intensidad del viento podría provocar que cualquier pequeño foco se extendiera de manera fatal.