La mascarilla se ha convertido en un elemento imprescindible del día a día como medida de seguridad frente al coronavirus. Sin embargo, el 80 por ciento de los españoles admite que no sustituye la mascarilla tras exceder su tiempo de uso, cuatro horas en el caso de las quirúrgicas. Un peligroso reciclaje que puede ser perjudicial porque en la boca tenemos millones de bacterias que las contaminan.
De hecho, cada vez que nos ponemos una mascarilla que ya hemos usado antes, nos llevamos a la boca esos millones de bacterias. Hacemos caso omiso: duran días e, incluso, semanas. Es la opinión de un farmacéutico: “Alargamos demasiado el uso de mascarillas”.
"Es una cosa psicológica difícil de explicar porque tiene mucho que ver con ese intento de evadirse de la realidad cuando las cosas no nos gusta, cuando es un bien para toda la comunidad", expresa Eduardo Martínez, epidemiólogo de la Universidad de Málaga que, advierte que “esto va para años. El virus está ahí y no se va a marchar de la noche a la mañana”.
Y, aunque tenemos el miedo de contagiarnos, muchas veces no es suficiente para cambiar la mascarilla, por ello, quizá la imagen de las bacterias depositadas en las placas de laboratorio pueda hacer que se lo tome en serio.
Concretamente, el análisis Tendencias Cofares revela que la mayoría de los españoles (82,5%) asegura ser consciente de las horas de recambio, demostrando así un conocimiento alto de su uso. Se detecta una mayor conciencia al respecto por parte de las mujeres (87%) que de los hombres (78%).
A pesar del conocimiento teórico sobre el tiempo de reemplazo de la mascarilla, prácticamente el mismo porcentaje (79,8%) reconoce tener olvidos, siendo de nuevo los hombres quienes más los experimentan.
En términos generales, el Ministerio de Consumo determina que, para garantizar su eficacia y por tanto la protección frente a la covid-19, las mascarillas quirúrgicas deben reemplazarse cada cuatro horas.