Cada noche, patrullas de la policía recorren las calles de diferentes ciudades para evitar botellones, aunque no resulta fácil disuadir y dispersar a quienes se resisten a dejar la fiesta. Un ejemplo está en la Policía Local de Sanxenxo, Pontevedra. Los agentes trabajan a destajo durante la madrugada con el objetivo de que se cumpla la normativa covid.
En el primer fin de semana con el ocio nocturno abierto se ha instalado un dispositivo especial. "Tenemos un grupo de seis agentes en la zona de Portonovo; más o menos lo mismo, alguno más, en función de la necesidad, en Sanxenxo; y después tenemos otras dos patrullas que se encargan de atender las llamadas de los pisos", explica sobre el dispositivo Manuel Parga, oficial de la Policía Local de Sanxenxo.
"Mucha policía", dice un joven. Los bares solo pueden abrir hasta la 01 de la madrugada, y las discotecas hasta las 03 horas. Pero hay quien se va la con la fiesta a otro lado. Y ahí, cero control de aforo, mascarillas o distancia de seguridad.
Si no se cumplen las normas, toca sacar la libreta y hacer una propuesta de sanción. "La gente anda por las calles, no sé si buscando alternativas, pero no quiere ir para casa", concluye al respecto el agente Manuel Parga. Este tipo de celebraciones -los botellones- son ilegales, y pueden suponer multas de hasta 300 euros.