San Valentín está a la vuelta de la esquina, así que toca abrir los corazones y hablar de relaciones. Aproximadamente un 70% de la población española tiene algún tipo de relación de pareja, según los últimos datos del CIS. Sin embargo, estas son más "débiles" que las uniones tradicionales, porque dependen mucho del componente emocional.
Así se desprende las conclusiones del estudio 'La gestión de la intimidad en la sociedad de la información y el conocimiento. Parejas y rupturas en la España actual' para la Fundación BBVA. "Aunque muchas parejas aparentemente están bien, se rompen por cuestiones del desamor, el cansancio, la falta de comunicación… que son cuestiones más subjetivas", explica Luis Ayuso, sociólogo especialista en familia de la Universidad de Málaga y uno de los investigadores detrás del informe.
Con la ley del año 81 cuando las parejas se divorciaban tenían que alegar una causa. "Tradicionalmente, las rupturas eran por causas objetivables, vinculadas a características sociodemográficas. Parejas que se habían casado muy pronto o por un embarazo, porque había problemas económicos o de adicciones, por infidelidades…", detalla Ayuso. Fenómenos tangibles y observables.
Ahora no es así. A partir de 2005, la ley de divorcios descarta la necesidad una causa para dar por concluida la unión. Una transición que se refleja en los cambios en las relaciones de pareja actuales, sobre todo en las nuevas generaciones. Se asiste a relaciones de pareja más libres, pero al mismo tiempo más inseguras y con mayores incertidumbres.
También influye que el mismo concepto de pareja se constituía a la los ojos de la sociedad a través de diversos rituales y ritos de paso. La unión de ambas familias tenía más peso. "Ahora la gente se une por amor. Es muy subjetivo: hoy te quiero y mañana no te quiero. Eso hace que las relaciones sean mucho más débiles", apunta Ayuso.
¿Qué más caracteriza a las parejas españolas modernas? Ayuso destaca el "aumento de la privatización". Son los miembros de la pareja quienes definen las "condiciones" de la relación que van a mantener. "No hay nadie fuera de la pareja que se meta en ese vínculo", explica Ayuso. Al establecerse fuera de las expectativas más tradicionales de la sociedad, esto resulta en una amplía tipología de relaciones y familias, especialmente entre la generación más joven.
Eso sí, el sociólogo advierte que puede ser una espada de doble filo. Pone de ejemplo una pareja tóxica o en la que se dé una situación de malos tratos. Antes, cuando el entorno cercano se inmiscuía más en la relación, era más fácil detectar y actuar sobre estos casos. "Ahora como es algo 'privado' es más difícil llegar”, comenta.
Asimismo, Ayuso recalca que las parejas en España son más igualitarias. “Es verdad que todavía el peso de las tareas domésticas y el cuidado de los hijos sigue recayendo en la mujer, pero la tendencia es a una mayor igualdad en el seno de la pareja”.
La comunicación también es un valor al alza en las parejas españolas. Una tendencia amplificada por las TIC. "Son parejas intercomunicadas. Antes salías por la puerta de casa a trabajar, te despedías de tu pareja y no sabías de ella hasta que volvías", considera Ayuso.
Otra cuestión llamativa es la aparición, aunque todavía menos que en otros países europeos, de las denominadas parejas living apart together (LAT). Algo así como 'viviendo separados, pero juntos'. "En Europa es un modelo muy desarrollado y se da sobre todo en personas en segundas o terceras uniones", explica Ayuso.
En España, en cambio se ve en grupos más jóvenes, principalmente por motivos económicos (25,7%) y de dificultades de emancipación. También por circunstancias laborales (13%), como trabajar en diferentes ciudades. "Esto no tiene nada nuevo, son los noviazgos de siempre", valora Ayuso.
Lo curioso es que ya hay un 7% de estas parejas que no convive por mantener su independencia. Hacen actividades juntos, pero cada uno tiene su espacio y tiempo personales. Digamos que serían los LAT puros. "Quitan lo que quema mucho a las relaciones: la rutina. El 'quién limpia qué', 'cómo gestionamos el dinero' Es un modelo que se acoge muy bien a la tendencia de la individualidad”, comenta el experto a NIUS.
¿Y qué pasa con aquellos que no están en una relación? El estudio recoge que entre las personas que no tienen pareja, un 43% afirma que es por no haber encontrado a la persona adecuada. Es decir, les gustaría tenerla.
"Paradójicamente aunque tenemos mayor capacidad de conocer gente, tenemos mayores tasas de soltería e indicadores de sentimiento de soledad", comenta Ayuso. "El problema de las sociedades avanzadas del futuro va a ser no tanto el estar solo, sino el sentirte solo", añade.
De hecho, se está viendo un aumento de los reemparejamientos en edades avanzadas. "Cuando hablas con personas viudas, por ejemplo, a muchas les gustaría tener pareja. El problema es que tienen que sobrepasar la barrera cultural", dice Ayuso. Ese sentimiento de culpa de "estoy traicionando" a mi esposo/a fallecido/a. "El mercado para la mujer es especialmente negativo: por cada viudo hay cuatro viudas. Y los hombres tienden a emparejarse con mujeres más jóvenes", añade.
En general, se explora más. "Cuando preguntamos a los jóvenes entre 18 y 29 años, el 95% nos dice que son solteros. Pero han tenido dos relaciones de media", cuenta Ayuso. "Es una cuestión de expectativas y también entra el coste de oportunidad. Al conocer a mucha gente siempre cabe la duda si esa persona es la adecuada", desarrolla. Precisamente, la principal razón que esgrimen las personas entre 36 y 45 años para no tener niños es el no haber encontrado la persona indicada con quien tenerlos.
Desde la década de los años setenta, nuestro país experimenta una paulatina caída de la nupcialidad. Una tendencia ligada al retraso de la edad media de casamiento y a la pérdida de importancia que se le da al matrimonio. "Pero también porque cada vez somos menos. Además en España a la gente no le gusta casarse por segunda vez", matiza Ayuso.
Otro cambio importante se da a la hora de tener hijos. "En los 2000, que no están lejos, lo normal era casarse cuando se decidía tener un niño. Ahora han cambiado las tornas. Cada vez se tienen más hijos fuera del matrimonio", comenta.
"Si lo analizamos con perspectiva temporal, son cambios culturales rapidísimos. Una mujer que tenía un hijo sin estar casada en los 60 se escondía o la escondían. Las nietas de esa abuela, todo lo contrario: lo reivindican", ejemplifica.