La pandemia ha provocado una mayor intensidad y frecuencia de los abusos sexuales a niños

  • "Han estado atrapados", destaca Vicki Bernadet

  • Uno de cada cinco niños sufre abusos sexuales

  • El 80% de los abusos se produce en el entorno más cercano

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada cinco niños sufre abusos sexuales antes de cumplir los 17 años. Estas cifras estremecedoras representan un 20% de los menores. El confinamiento y el estar tantas horas en casa sin contacto con el exterior es una pesadilla para estos niños que sufren abusos por parte de familiares.

Según la Asociación de Psiquiatría de niños y adolescentes, estos cierres han aislado a los niños en sus casas pero también los han aislado de los recursos que podrían ayudarles en caso de sufrir una agresión sexual.

“La accesibilidad de los niños ha sido nula a nivel de pedir recursos y han estado atrapados”, explica Vicki Bernadet, fundadora de la Asociación contra el Abuso Sexual Infantil.

Uno de cada cinco niños sufre abusos sexuales. Las cifras no pasan desapercibidas, la población lo considera “horrible”, “impactante”. Y, reconocen que “sabemos que ocurren estas cosas, pero son espantosas”.

El 80% de ellos se produce en casa por parte de familiares o personas del entorno más cercano. Preocupan las consecuencias. La Fundación Vicki Bernadet destaca que en este tiempo las instituciones no se han preocupado de hacer seguimiento a los casos ya existentes para ver si estos niños estaban sufriendo abusos.

“Toda esta situación habrá provocado una mayor intensidad, una mayor frecuencia”, cuenta porque para un menor es complicado hacer una llamada de teléfono o conectarse a un ordenador para pedir ayuda. De hecho, en la mayoría de los casos, las víctimas denuncian haber sufrido violencia sexual cuando son adultos.

Solamente la fundación Vicki Bernadet, durante el periodo de alarma, recibió 122 nuevas demandas de ayuda, de las cuales surgieron 40 nuevas acogidas de primera visita, 30 nuevos casos de terapia y 11 asesorías jurídicas.

La fundación ha abierto una ventana digital para ofrecer sus terapias no solo en Barcelona y Zaragoza, donde dispone de sedes físicas, sino también cualquier otro lugar de España, Sudamérica y el resto del mundo.