"Está siendo un infierno para los padres, un estrés total! No me refiero solo a estar encima de los niños para que hagan los deberes , que también, sino sobre todo a ser capaz de organizar el aluvión de tareas con el que nos está bombardeando cada profesor por distintas vías: la app del colegio, el mail personal, carpetas en onedrive para descargar tareas, tutoriales de youtube para saber cómo usar todas estas herramientas... Nos están mandando deberes hasta de educación física para hacer en medio del salón y de Música. Y todo eso mientras se supone que los padres estamos cumpliendo con nuestra jornada laboral de teletrabajo. Como además tengas más de un hijo, como es mi caso, acabas el día loca".
Es un testimonio, pero es un mantra que se escucha en muchas casas donde el impacto de no tener colegios y el interés de los centros en que los niños no pierdan el año se ha convertido en una mezcla explosiva.
Mientras dure la cuarentena, los estudiantes siguen con sus clases desde casa. Algunos tienen hojas de ejercicios que les han entregado en el colegio y los más mayores, siguen su temario a través de la plataforma online del centro.
Los padres son estos días los profesores particulares con los que los niños siguen los horarios que les corresponderían en un día de clase normal. Lo mismo los universitarios. Continúan con sus trabajos y lo hacen online y siguiendo la web de su universidad pero también encuentran tiempo para el ocio. Eso sí, sin salir de casa. Conscientes de que solo hay que salir para lo estrictamente necesario, algunos han tirado de ingenio y se han creado su propio gimnasio en casa.
“Ahora es el momento para que padres e hijos aprovechen al máximo el tiempo juntos y aprendan los unos de los otros. La convivencia ya está ahí, solo tenemos que saber cómo sacar partido a nuestros recursos y conseguir un ambiente cómodo para todos”. Así de contundente se ha mostrado Abel Domínguez, psicólogo sanitario y director de Domínguez Psicólogos, frente a la convivencia y ruptura de rutina a la que se enfrentan las familias españolas. En busca del lado bueno de este duro momento los expertos dan una lista de consejos para que el estrés no dañe la convivencia en casa. Y más con los pequeños alterados queriendo salir a jugar a cada rato o con más deberes que nunca.
1. Hay que mantener la calma y transmitirla. Los adultos son el espejo que refleja a los niños. Si la convivencia se enfoca desde la tranquilidad, ellos también lo vivirán y transmitirán así.
2. Asumir la convivencia cuanto antes y ser proactivos. Así estas circunstancias empezarán a jugar a favor de los padres, viéndolas como una oportunidad y tomando el control.
3. Aprovechar para estrechar lazos y conocerse mejor. Si la situación tiene un enfoque positivo se vivirá mejor y será una experiencia enriquecedora para todos.
4. Fomentar la creatividad, no solo en los niños y adolescentes, sino también en los adultos, a través de actividades. Hay tiempo para pasar con los demás y debe aprovecharse.
5. Compartir tareas y responsabilidades de la casa. Ajustando cada tarea a cada edad y habilidad a través de un calendario. Así, todos se sienten partícipes.
6. Limitar las actividades de entretenimiento pasivo (TV, Internet, videojuegos) y, en medida de lo posible, disfrutarlas juntos en los momentos de tiempo libre compartido.
7. Recuperar formas clásicas de diversión. Los juegos de mesa son una forma de fomentar las relaciones entre los miembros de la familia, además de tener entretenidos a los niños.
8. Fomentar el diálogo entre los miembros de la familia. Resulta clave escuchar y entender cómo puede mejorar esta convivencia. Es cuestión de aprender y poco a poco moldear y cambiar hasta conseguir el ambiente perfecto.
9. Hacer sentir especiales a los que nos rodean. Son las personas más importantes de nuestras vidas y es el momento de hacérselo saber a través de pequeños detalles.
10. Disfrutar de este tiempo en familia porque es un auténtico regalo. Merece la pena dedicarles estas horas que, de normal, es complicado conseguir porque no están juntos en casa. Ahora este tiempo existe y las familias deben disfrutarlo.