"El pinar es mi oficina, sin jefes y mucho tiempo para pensar. Así decidí volver a mi pueblo (Navas de Oro, Segovia) a trabajar la resina. Vengo de una larga tradición de resineros, mi bisabuelo, mi abuelo, mi padre y ahora yo. Lo llaman el oro líquido y creo que es cierto. La resina puede sustituir a la larga al petróleo e incluso al plástico", dice Guillermo Arránz, ingeniero técnico forestal y resinero.
Entre la tierra de Pinares y la Sierra de Gredos, se extiende un espeso bosque de 400.000 hectáreas de pinos resinosos. Esta actividad se ha concentrado en España en la provincia de Segovia, sobre todo, aunque también en Valladolid, Ávila y Soria.
A finales de la década de los 80, por la fuerte competencia de la mano de obra en China, la extracción de resina quedó en el olvido y hasta 2010 apenas quedaron un centenar de resineros en Castilla y León. "Pero los países importadores se han dado cuenta de que la resina de los pinos negrales de Castilla y León tiene unas propiedades mejores que el resto", dice Arranz.
Fue a partir de 2011 cuando se volvió a trabajar en los bosque, se revitalizó el sector y la gente empezó a resinar de nuevo. Lo que ha cambiado ha sido la extracción, antes era hasta la muerte del árbol, utilizando métodos muy agresivos. Pero, desde hace un tiempo ha habido un cambio, con una práctica en la que se minimiza el número de incisiones en la corteza, reduciendo el daño en el árbol.
Ahora todo se basa en la ordenación de los montes públicos de la comunidad, que tiene mas de 100 años. Funciona de la siguiente manera. Los montes se dividen en zonas y cada cuartel se divide en tramos de edad. Es decir, en tramos de pinos de 25 años en 25 años. En el primer tramo hay pinos de cero a 25 años que son los más jóvenes y de los que no se saca resina, están creciendo. Un segundo tramo con pinos de 25 a 50 años, donde se someten a tratamiento selvícolas, se hacen podas para preparar el terreno para cuando llegue el momento de empezar a sacar el oro líquido. Esto ocurre en el tercer tramo, con los pinos de 50 a 75 años. A partir de los 75 se les protege y "se les da un respiro por así decirlo", dice Arranz. A los 100 años se cortan y se vuelve a empezar. "Por eso es tan bueno, porque nunca se acaba, se hace una gestión del monte sostenible y no agotable. Siempre hay resina", explica este resinero de 41 años.
"La resina y sus diferentes trasformaciones sirven incluso para fabricar chicles", dice este ingeniero. Así que, nos hacemos una idea de la infinidad de usos de esta savia. Cuando la tecnología y la industrialización ayudaron a convertir la savia espesa en plásticos, barnices, colas, neumáticos, caucho e incluso aditivos alimentarios a mediados del siglo XIX, los propietarios de los densos bosques de 'Pinus pinaster' de Castilla y León vieron una oportunidad.
Los trabajadores empezaron a cortar la corteza de los pinos de resina en toda la región para recolectar la valiosa savia. Ahora mismo, España es el lugar con más fabricantes de resina en toda Europa y uno de los últimos en el continente donde persiste esta práctica.
Según varios estudios, al ritmo actual de extracción, se espera que las reservas de petróleo de la Tierra se agoten cerca del 2050. Blanca Rodríguez-Chaves, vicedecana de la facultad de derecho de la Universidad Autónoma de Madrid y experta en políticas ambientales, asegura a NIUS que la resina podría ser una alternativa muy interesante.. Sostiene que la mayoría de los productos elaborados con petróleo, como el plástico, por ejemplo, que no es biodegradable, también se pueden fabricar con resina y se descomponen más fácilmente. "La resina es el petróleo del mundo de hoy y del futuro. La idea es que todos los usos del petróleo sean reemplazados por la resina", afirma.
España es el territorio con más bosque de Europa después de Suecia y además sigue creciendo año tras año porque se va regenerando. "Con este oro líquido todo son ventajas menos las ayudas. La resina es una materia prima estratégica. La calidad de la resina natural de los pinos negrales es muy buena y es con la que se cuenta a la hora de hacer productos cosméticos o de farmacia. Además, la labor del resinero evita incendios y plagas ya que la labor de estaos trabajadores implica estar en el monte todo el día. Y por supuesto, es clave en la lucha contra el cambio climático, ayuda al mantenimientos de los montes y desde el punto de vista económico fija población rural y es clave en la lucha contra la despoblación. Ahora se está trabajando en que haya ayudas para los resineros, sobre todo los tres meses al año que no pueden trabajar", concluye esta profesora de la UAM.
Incluso, ya se está estudiando que, la resina mezclada con otros materiales puede sustituir al plástico. "Los plásticos ya se están fabricando a partir de resina. Por ejemplo, el cable que se usa para hacer las máquinas 3D es de plástico y ya se están haciendo pruebas con resina. Además, se utiliza en la industria cosmética y farmacéutica. O, aplicaciones en la construcción o en la fabricación de barnices y colas. El bosque es el gran proveedor de recursos renovables y energía que permite sustituir los productos del petróleo. La resina juega el papel principal", insiste Arranz.
El proceso de extracción se mantuvo prácticamente sin cambios desde que comenzó esta industria, pero los fabricantes de resinas actuales crearon herramientas más eficientes y ergonómicas, así como productos químicos que estimulan la secreción de resina. Como resultado, los rendimientos y la productividad mejoraron enormemente.
"El proceso y el trabajo del resinero es arduo, con extensas jornadas, repetitivo y lento pero merece la pena. Creo que para muchos puede ser el futuro". Arranz explica que para que sea rentable y se pueda vivir de ello es necesario que un resinero trabaje como mínimo 6.000 pinos, de marzo a septiembre. Eso significa que con la pica (una especie de hacha) van pino a pino eliminando la corteza para extraer la savia. Y así, varias veces. Cada 15 o 20 días hay que pasar por todos los pinos", explica este resinero.
Una vez realizados los cortes, que tienen una anchura de aproximadamente un centímetro, se le aplica una pasta que contiene ácido sulfúrico, que hace de estimulante para que caiga más resina. Y así, los resineros se encargan de ir haciendo más hendiduras cada dos semanas.
"Ahora mismo el kilo de resina está a un euro y de cada pino, o "pinus pinaster" se saca entre tres y cuatro kilos de savia por temporada. El covid hizo daño, pero ahora mismo es posible que haya unos 1.000 resineros en toda España y yo espero que vaya a más. Es un trabajo precioso", dice.
Además, los habitantes de la zona consideran que mientras los pinos se usen para extraer resina, disminuirán los incendios forestales, que se cuentan por decenas cada verano en esta zona. Toda la producción tiene como destino las fábricas donde se manufactura, en las poblaciones segovianas de Coca y Cuéllar.
"Merece la pena. Yo llevo 10 años en esto y es un buen futuro. Es un sector que a día de hoy depende mucho del precio del petróleo, pero cada vez habrá menos petróleo y mas caro y la resina es su principal competidor", concluye Arranz.