El empoderamiento de las mujeres, sus reivindicaciones han levantado un avispero. Muchos hombres se sienten acorralados por 'ellas' que han perdido el miedo a alzar la voz para exigir igualdad. Esto ha provocado un reforzamiento del machismo en sus variantes más reaccionarias y violentas, algo que explica Hilario Sáez, fundador del Foro de Hombres por la igualdad.
"Es paradójico, pero es una cosa tan fácil como que los hombres pensamos que si las mujeres son iguales que nosotros nos van a tratar igual de mal que las tratamos a ellas. Es pura proyección. Muchos creen que el feminismo es lo contrario que el machismo y los machistas creen que las feministas van a ser tan despiadadas como ellos".
Para este sociólogo detrás de las actitudes "agresivas y neomachistas que estamos viendo y que dan pavor" también está "la pérdida objetiva de privilegios; hay un sentimiento de miedo ante un cambio antropólogico que se percibe como una amenaza a su papel de supremacía en la sociedad. Es explicable este miedo, pero no lo justifica y menos que se genere una actitud agresiva y neomachista como las que estamos viendo y que da pavor. Estamos encontrando un resurgimiento de actitudes más reaccionarias.
Más que de nuevas masculinidades, Hilario Sáez prefiere hablar de neomachismo y postmachismo. "El primero es una aptitud reaccionaria, una nueva forma de ser machista que vemos en comportamientos como los de la manada o lo que dice Vox", mientras que el postmachismo es "una forma más sutil de seguir manteniendo la desigualdad. Gente que dice que no hay machismo y que ya no hay desigualdad, porque la desigualdad es "una cuestión con las capacidades y los méritos de cada cual".
Este sociólogo, que apuesta por un hombre feminista expresa su preocupación por estos modelos "peores que el tradicional" . "Existe un "sector muy militante capaz de utilizar el machismo con nuevos argumentos para los cuales "la igualdad se ha convertido un término vacío que utilizan con la idea de que es una igualdad de oportunidades que no puedes imputar al machismo, sino a la aceptación de una filosofía neoliberal competitiva donde la cuestión es sálvese el que pueda, sin causa estructural. Están a favor de una igualdad que no cuestiona los valores tradicionales", subraya.
Los hombres son mayoría en las cárceles, en las estadísticas de homicidas, en las de accidentes de tráfico, en deserción escolar, en las tasas de suicidio, en el consumo de drogas. Estas cifras están vinculadas a la educación heteropatriarcal y a "las conductas de riesgo, que forman parte de la educación tradicional de los hombres, a disfrutar y superar el miedo cortando las emociones. Desde pequeñito te enseñan con el tópico de los hombres no lloran, en realidad hacen que los hombres no sintamos las señales de alarma que deberíamos sentir ante el riesgo. Ponemos en riesgo nuestra vida por cualquier objetivo que nos planteemos y aunque sean muy poco razonables."
Que los hombres vivan siete años y medio menos que las mujeres "no tiene que ver con la genética, sino con los estilos de vida", argumenta Saéz. "Hay mucha más población masculina con accidentes en las primeras edades, porque los niños son educados para no tener control de riesgo y más hombres mueren, porque no tienen la cultura del cuidado y del autocuidado que tienen las mujeres. La masculinidad es un factor de riesgo".
Cómo será el concepto de hombre en este mundo que pone en crisis estos valores del machismo tradicional. Cómo encajará en sus relaciones con las mujeres, cómo tendrá que comportarse, tendrá que cuestionarse su actitud, su papel en un universo social, laboral, político y doméstico, donde todo ya no girará en torno al hombre. Enfrentarse al espejo desterrando el modelo heteropatriarcal también será bueno para los hombres.
"El camino a la igualdad de los hombres y mujeres es diferente, porque ambos ocupamos posiciones diferentes desiguales en las relaciones de género. Lo que para unas es empoderarse para otros tiene que ver con cierto desarme moral. Hay menos incentivo para los hombres, menos que ganar evidentemente, pero también tenemos que ganar el poder vivir y disfrutar en una sociedad donde nuestros derechos no sean unos privilegios", dice el experto.