Fred Paul y Florence Harvey se conocieron en la escuela secundaria, en un pequeño pueblito de Terranova y Labrador, Canadá. Entonces comenzó una historia de amor que se vio interrumpida a los dos años, cuando ambos tomaron caminos diferentes, pero que ha llegado a buen puerto 68 años después.
Cuando eran jóvenes fueron novios, cada vez que podían estaban juntos, salían a caminar, asistían a conciertos y se robaban besos en clase, según han contado. Cada noche de los dos años que estuvieron juntos, Fred encendía y apagaba las luces de la entrada de su casa para que Florence lo viera por última vez en el día. Esa era su forma de decirle que la amaba.
“Ella fue mi primer amor, mi primera novia y mi primer verdadero amor”, declara Fred, de 84 años. Cuando cumplió 18 años y Florence tenía 15 sus caminos se separaron. Él se mudó a Toronto para trabajar, y un año después, cuando volvió a buscar a su amada, ella se había mudado a otro pueblo. Ambos rehicieron sus vidas y formaron familias.
En 2017, Florence enviudó después de que que su esposo Len, con quien estuvo casada por 57 años, falleciera por cáncer. Tuvieron cinco hijos en total. Y Fred estuvo casado 60 años con su esposa Helen, hasta que en 2019 falleció por múltiples complicaciones de salud, incluida demencia.
Al enterarse de la muerte de Helen, Florence decidió comunicarse con Fred para acompañarlo en su pena. La llamada sucedió un día después del Día de San Valentín y ambos se pusieron al tanto de lo que había ocurrido durante todo el tiempo que estuvieron separados.
“Nunca imaginé que sucedería esto, pasamos de hablar una vez a la semana a dos, luego a tres veces, luego todos los días por horas. De verdad nos reconectamos a pesar de no habernos visto por años”, confesó Florence.
Y en junio Florence sorprendió a Fred visitándolo en Toronto. “Cuando me avisó que estaba en camino, eran las 10:30 de la noche. Salté de la cama para vestirme y escribir un letrero que dijera ‘bienvenida, Florence’ para colgarlo en la calle. Caminé al cochepara abrazarla y besarla en la mejilla, cuando tomé su mano supe que ella había robado mi corazón”, dijo Fred.
Tres días después de reencontrarse, estaban convencidos de que estaban listos para casarse. Aunque sus familias cuestionaron lo rápido que tomaron esa decisión, ellos estaban convencidos de pasar juntos el resto de sus vidas.
Fred había empezado un mes antes un tratamiento contra el cáncer de estómago que le detectaron, por lo que Florence estaba convencida de apoyar a su amado en las buenas y en las malas. En agosto del 2020, contrajeron matrimonio en la iglesia de Noval United, en Georgetown, Ontario.
“Tú fuiste el primer hombre que me acompañó a casa en mi juventud, espero que tú seas el último hombre que me acompañe a casa ahora”, dijo Florence durante la boda. Paul Ivany, sacerdote que ofició la misa, confesó que durante su trayectoria ha oficiado más de 500 bodas, pero la de Fred y Florence fue la más profunda hasta ahora.