Han pasado ya casi 30 años del asesinato de Míriam, Toñi y Desirée, pero el caso de la niñas de Alcàsser sigue abierto en el juzgado de instrucción número 6 de Alzira. Ahora, según publica Las Provincias, una de las acusaciones particulares, la Asociación Laxshmi para la Lucha contra el Crimen y la Prevención, ha solicitado que se realicen pruebas genéticas a once pelos hallados en los cuerpos en 1993.
Ahora es la jueza encargada del caso la que debe dar luz verde o no a esta petición. La acusación particular afirma que estos pelos apuntarían a la autoría de Antonio Anglés, fugado desde 1992, y las pruebas genéticas apuntalarían las garantías de llevarlo a juicio en el caso de que se diera con su paradero y fuera detenido.
La familia y las acusaciones quieren mantener el caso abierto, sobre todo después de las informaciones que aparecieron hace unos meses sobre la huida de Antonio Anglés. La jueza del caso incorporó al procedimiento nuevos testimonios de marineros del buque con el que pudo huir el fugado a Irlanda en 1992.
En concreto, la magistrada unió el pasado febrero a la causa el testimonio de un marinero del barco al que la Policía le exhibió una fotografía para identificar al polizón que podría ser Anglés, y de otros dos miembros de la tripulación, según confirmaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV).
También se ha acordado que la Policía trate de identificar al empleado de una agencia de transportes que contactó en su día por teléfono con el buque mercante y habló con el polizón.