Mientras en la Comunidad Valenciana esta noche se han visto calles vacías debido al toque de queda, en Barcelona – y otras ciudades- se han visto fiestas y botellones. Todo a pesar de que la Generalitat ha acordado que todas las actividades, como restauración y cultura, cierren a las 00:30 horas para intentar frenar la expansión del coronavirus.
Con toque de queda o sin él parece que la gente joven llega el verano y hace lo que le apetece: salir de fiesta y botellón.
Esta noche, una noche más, la ciudad de Barcelona ha sido una gran fiesta. Haciendo oído sordos a las nuevas restricciones aprobadas por el Govern para frenar el covid, la gente más joven deja los bares y se va a las calles, playas y parques a hacer botellón.
La playa de la Barceloneta anoche parecía un botellódromo. Ni mascarilla, ni distancia en una gran aglomeración de personas que, a veces, desinhibidas por el alcohol se olvidan de las comportamientos seguros.
La Generalitat ha acordado que todas las actividades, como restauración y cultura, acaben en Cataluña como máximo a las 00:30 horas de la madrugada y limitar los encuentros a un máximo de diez personas, así como recomendar a los municipios que por la noche cierren playas y parques.
La restauración en áreas de servicio dirigida a profesionales del ámbito del transporte no estará sujeta a ninguna franja horaria y las ceremonias religiosas y las bodas tendrá un aforo máximo del 70 por ciento con mesas de seis comensales en interior y diez en exterior.
El Govern impone estas medidas para intentar frenar la quinta ola de covid y de cara a seguir la estala de la Comunidad Valenciana que ha impuesto el toque de queda en los municipios con mayor incidencia.
En Sevilla anoche seguían con la resaca de los exámenes. “Acabamos de terminar y estábamos celebrándolo”, dice un joven mientras otro afirma que prefiere hacer botellón a estar en una discoteca.