Cuatro de cada cinco enfermedades, lesiones y muertes atribuibles al cambio climático, las sufren los niños, según el informe El impacto del cambio climático en la infancia en España, realizado por UNICEF. Afecta a su supervivencia, su desarrollo, el acceso a la alimentación, a la educación y a la salud. Este colectivo ya está sufriendo en un mayor grado que el resto las consecuencias del calentamiento global.
Más de 600 millones de niños viven en los 10 países más vulnerables al cambio climático. Casi 100 millones viven en lugares donde el acceso a agua potable es limitado, en zonas donde hay grandes posibilidades de sufrir altas inundaciones. Es más, se estima que en la próxima década, 175 millones de niños al año se verán afectados por fenómenos climáticos extremos, los cuales son cada vez más frecuentes.
Las cifras son escalofriantes y no auguran un futuro esperanzador para millones de niños y adolescentes que ven diariamente como se vulneran sus derechos fundamentales. El cambio climático, además, no los afectará a todos por igual. Por sexo, las niñas y mujeres son más vulnerables. Asimismo, factores como el nivel de desarrollo económico, la densidad demográfica, el acceso a los alimentos o la salud también son determinantes.
Tal y como señala UNICEF, el cambio climático plantea multitud de retos para que los niños puedan sobrevivir en el mundo. Los impactos de esta problemática ya son visibles. La salud, la desnutrición, el acceso al agua, las olas de calor y los desastres naturales van a estar cada día más presentes en sus vidas.
De hecho, la emergencia sanitaria es ya un hecho. En el año 2015, 438.000 personas, la mayoría de ellos niños menores de cinco años, murieron de malaria. Una enfermedad, por cierto, sensible al cambio climático. Este es también uno de los factores que incrementará el número de niños asmáticos y con alergia.
La sequía y la reducción agrícola, que se estima que se sitúe en el año 2080 en entre un 10 y un 25%, provocará que la desnutrición cause casi 95.000 muertes adicionales anuales de pequeños menores de cinco años en el año 2030. La situación no es aislada, y a ellos se sumarán 24 millones de niños más sin alimentos suficientes en el 2050.
A este ritmo, uno de cada cuatro menores en todo el planeta, es decir, casi 600 millones de niños, vivirá en 2040 en zonas con recursos de aguas “extremadamente limitados”. Un hecho que tampoco es nuevo, ya que más de 800 niños menores de cinco años mueren cada día por diarreas vinculadas al agua contaminada y la falta de saneamiento.
Las temperaturas extremas, en especial las olas de calor a las que son altamente vulnerables, y los desastres naturales relacionados con el cambio climático ponen también en peligro sus vidas. Especialmente llamativo es el hecho de que las mujeres y los menores tengan 14 veces más probabilidades de morir durante un desastre que los hombres.
Los niños no son ajenos a los problemas del medio ambiente y han sido numerosas las veces que han mostrado su interés al respecto. Sin ir más lejos, el pasado 29 de noviembre el Parlamento Europeo y UNICEF presentaban una encuesta con motivo del Día Mundial del Niño en la que revelaban que el cambio climático es una de las dos mayores preocupaciones de los menores de 18 años del viejo continente, junto con la violencia.
Otro sondeo realizado en el año 2013 en Reino Unido evidenciaba este interés. Entonces, el 74% de los jóvenes mostraron una gran preocupación sobre cómo el cambio climático cambiaría sus vidas cuando llegaran a la edad adulta. Un porcentaje casi 20 puntos mayor que el de sus padres. Asimismo, el 70% quería que el gobierno tomara medidas para reducir este problema. Algo que pasa, en primer momento, por tenerlos en cuenta.
Los grandes olvidados de este problema, desde UNICEF abogan por dar prioridad a los más pobres y vulnerables especialmente las mujeres y los niños. Estos colectivos son los que a menudo sufren todo el peso de los fenómenos meteorológicos extremos y los desastres medioambientales.
Entre las medidas que proponen desde la organización destaca fomentar la participación de los más jóvenes en las políticas sobre el cambio climático y en general, sobre los temas de medio ambiente. Los menores piden voz en este tema, ya que las decisiones que se tomen ahora marcarán su futuro.
En la Conferencia de la Juventud celebrada en París con motivo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático del año 2015, los menores pidieron también que se aumentara la información y la formación dedicada a ellos sobre este tema. Todo para no tener que vivir en el futuro con las consecuencias de un problema del que no son los responsables.