El delegado del Gobierno de la Comunitat Valenciana, Juan Carlos Fulgencio, se ha pronunciado por primera vez este jueves 4 de julio sobre los huesos encontrados en la fosa en la que se descubrieron los cuerpos de las tres niñas de Alcàsser, Miriam, Toñi y Desirée. En su opinión, “a priori” los expertos tendrán “difícil determinar el origen” porque “son pequeños huesos que no tienen parte de médula, que es de donde se extrae el ADN y que, con el tiempo transcurrido, será muy difícil determinar”.
Fulgencio ha calificado de “muy aventurado” anticipar resultados de la investigación, que tiene “carácter técnico”. Además, ha añadido que una vez que se remita a la autoridad judicial, está será quién determinará el camino a seguir.
“A priori, el hallazgo de más restos no termino de ver que pueda suponer una reapertura del caso pero esta es una decisión siempre judicial, que es la que tiene todos los elementos para contrastar y determinar si este nuevo aporte de pruebas, si es que son pruebas, pueden variar en algo aquello”, ha recalcado.
La Guardia Civil está investigando el hallazgo de unos huesos humanos, de pequeño tamaño, que una pareja asegura haber encontrado en la zona de la fosa de las niñas de Alcàsser. Según explicaron, decidieron acercarse al lugar después de visualizar un documental sobre la historia de las tres jóvenes.
El delegado del Gobierno ha asegurado que no cree que este hallazgo cambie las cosas. “Personalmente, no termino de ver en qué puede esto cambiar la historia”, ha afirmado. Además, ha aclarado que al principio “se tuvieron dudas por parte de los agentes que los recepcionaron de que aquello pudiera tener carácter humano”.
Miriam, Toñi y Desirée, de 14 y 15 años, fueron secuestradas, violadas y asesinadas en el año 1992 cuando se dirigían haciendo autostop a una discoteca. Sus cuerpos fueron hallados en enero de 1993. Un caso que conmocionó a la opinión pública y que ha dado lugar a todo tipo de teorías conspiratorias. Entre ellas, las de Juan Ignacio Blanco, fallecido este jueves 4 de julio.
Antonio Anglés y Miguel Ricart fueron considerados los únicos culpables del caso. El primero, autor material de los hechos, huyó del país y es uno de los criminales más buscados por la Interpol. El segundo fue condenado a 170 años de prisión en un juicio muy mediático. De ellos, tan solo cumplió 21 años.