La nueva normativa que entrará en vigor en agosto pretende acabar con las 7.000 colillas que cada minuto ensucian las calles de Portugal. A muchos les parece bien que las calles estén limpias de estos residuos tóxicos que contaminan suelos, ríos y mares, pero otros insisten en que para que funcione las autoridades han de poner de su parte.
El gesto de tirar la colilla será multado en Portugal con entre 25 y 250 euros. La multa puede ser mucho mayor para comercios y hostelería, de entre 240 y 1.500 euros si no habilitan ceniceros en el exterior.
La medida fue aprobada en el Parlamento con el apoyo de todos los grupos a excepción del Partido Comunista Portugués, que consideró que la norma "principalmente va a penalizar a las personas, sobre todo a aquellas con rentas más bajas", en vez de a productores y distribuidores.
Las multas por tirar colillas no son la única medida medioambiental aprobada en el último pleno de la legislatura, que también dio luz verde a una ley que prohíbe las bolsas de plástico ligeras y los embalajes desechables de poliespán para frutas, verduras y pan.