Una mujer de 68 años se ha convertido en la segunda persona infectada con gusanos parasitarios que se desarrollan en los ojos. El incidente indica que podría convertirse en una enfermedad emergente en Estados Unidos. Dianne Travers Gustafson, oriunda de Nebraska estaba de visita en en California en febrero de 2018 cuando, mientras corría por un sendero, se topó con un enjambre de moscas.
Según publica 'Clinical Infectious Diseases', los insectos con los que se encontró la mujer eran las denominadas moscas de la cara. Un mes después ,una irritación en su ojo derecho la llevó al horrible descubrimiento de un pequeño gusano redondo translúcido, de no más de media pulgada (1,27 centímetros) de tamaño.
Gustafson se lavó el ojo con agua y así halló un segundo parásito. Por eso, consultó a un oftalmólogo al día siguiente, quien le encontró uno más. Semanas después, cuando ya había regresado a Nebraska, continuaba con los ojos inflamados, por lo que volvió al médico, pero no le detectaron nada. Sin embargo, expulsó un cuarto gusano que aparentemente fue el último, ya que sus ojos volvieron a la normalidad.
"La mosca expulsa las larvas sobre la superficie del ojo o la conjuntiva mientras se alimenta de secreciones lagrimales. Esto puede suceder muy rápidamente, por lo que la mosca no habría tenido que permanecer en el ojo más que unos segundos", explica Richard Bradbury, uno de los autores del informe, quien agrega que "normalmente, la gente ahuyenta las moscas de sus ojos antes de que puedan hacer eso, pero en este caso la paciente se topó con tantas que no puedo espantarlas antes de que una expulsara una larva hacia el ojo".
El equipo de investigadores analizó uno de los parásitos y comprobó que se trataba de una hembra adulta con huevos que llevaban larvas desarrolladas, de la especie Thelazia gulosa, conocida como el gusano del ojo de ganado. No obstante, Bradbury aclaró que para que se conviertan en larvas adultas deben ser nuevamente atrapadas por una mosca de la cara y depositada otra vez en los ojos.
Gustafson no es la única persona que ha sufrido esta infección. La primera fue una mujer de Oregón que albergó 14 de esos gusanos, en 2016. La cercanía temporal entre ambos casos sugiere que las infecciones con Thelazia gulosa podrían haberse vuelto una tendencia establecida, aunque relativamente rara.