Ha sido ella misma quien ha terminado admitiéndolo después de que la policía comenzase a investigar al respecto: Stephanie Thomas, de 28 años, se dedicaba a realizar fotografías de las personas que morían en la residencia de ancianos donde trabajaba y tras ello compartía las imágenes.
La investigación policial arrancó después de que una carta anónima dirigida a la residencia Berks Heim Home, en Reading, Pensilvania, EEUU, alertase de que la joven estaba realizando esas fotografías para después difundirlas entre sus amigos y compañeros. Además, junto a la misiva se incluían pruebas entre las cuales se encontraban capturas que mostraban que las imágenes habían sido enviadas desde el número de teléfono de la ahora acusada.
La joven fue expulsada de su trabajo, y aunque inicialmente se negaba a colaborar con los agentes que acudieron a su casa a interrogarla, poco después acabaría confesando, tras verse obligada a entregar su teléfono y el código pin del mismo: realizó fotografías de las personas muertas en la residencia porque a su exnovio “le gustaban ese tipo de cosas”, según recoge NBC News citando al atestado policial.
“Admitió que fue un error y que nunca debería haber hecho o compartido esas fotografías”, recoge el texto, que agrega que la acusada “niega haber hecho otras fotos o enviado algo similar a otras personas”.
De acuerdo a la información que recoge NBC News, concretamente realizó fotografías a tres cadáveres de la residencia, incluyendo una en la que uno de ellos estaba boca abajo, ensangrentado
No obstante, esas no fueron las únicas imágenes que llamaron la atención de las autoridades. En el términal, Stephanie Thomas, que según un testigo tenía “una obsesión con la muerte”, también tenía numerosas fotografías de animales muertos.
Ahora, se espera que el día 3 sea procesada.