Diego Armando Maradona ha muerto este miércoles tras sufrir un paro cardiorrespiratorio, según adelantó el diario Clarín y confirmó su agente. El mítico futbolista sufría ese paro cardiorrespiratorio en la casa de Tigre en la que se había instalado tras su operación en la cabeza. La noticia supone un impacto mundial y marca un antes y un después en la historia del deporte. El astro argentino, idolatrado por todo un país, no ha podido regatear esta vez al destino tras una vida de tanto éxito como excesos y adicciones. Diego Armando Maradona había sido operado de la cabeza el pasado 3 de noviembre de un hematoma subdural después de cumplir 60 años el pasado 30 de octubre. Tras momentos tensos, en los que se temió por su vida, evolucionó favorablemente y estaba en su casa recuperándose.
Todo un país va a llorar al hombre que ganó en el campo la guerra de Las Malvinas, a la mano de Dios, al barrilete cósmico que hizo al país recuperar su autoestima, su orgullo. Italia, y Nápoles, también le llorarán porque allí tras su desafortunado por Barcelona volvió a ser D10S, con mayúsculas, una religión, sin más. Un tótem que tiene sus iglesias y ferigreses. Maradona se pudo hacer daño a sí mismo, pero nunca quiso manchar la pelota. Un hombre que hizo que todo Nápoles se rindiera ante él.
Barrilete cósmico, el hombre de que la sigan chupando, el hombre capaz de disparar un rifle de aire comprimido contra la prensa. Como recuerda el diario Clarín, Maradona siempre fue consciente de lo que era y de lo que pudo ser. Porque pudo ser más. "Me arrepiento de haber hecho sufrir a mi vieja, mi viejo, mis hermanos, a los que me quieren. No haber podido dar el 100 por ciento en el fútbol porque yo con la cocaína daba ventajas. Yo no saqué ventaja, yo di ventaja”, reconocía.
La historia de Maradona es una con el balón y otra sin él. En 1976, con apenas 15 años debutó en las filas de Argentinos Juniors, club con el que llegó a disputar 166 partidos marcando 116 goles. Después pasó a Boca Juniors en 1981 como paso previo a su salto a Europa destino Barcelona. El club catalán le intentó fichar antes pero la dictadura argentina veía en él a un mito para el país. Al final, más tarde de los deseado llegó a España donde una hepatitis y una grave lesión solo dejó ramalazos de su genio indudable. Nada menos que 1.200 millones de pesetas de la época. Una jugada se mantiene clavada en la memoria de todos los culés y del mundo del fútbol en el Bernabéu. Su golazo dejando clavado a Juan José con un recorte mágico en la ida de la final de Copa de la Liga. Los aficionados, asombrados aplaudieron sin más.
Nadie olvida tampoco la entrada de Goiko que dejó al Barcelona sin su estrella en gran parte de su segunda temporada. La mala venganza fue la final de Copa de 1984, que el Barcelona perdió y en la que nadie olvid las patadas, puñetazos y la batalla campal en la que acabó. No acabó bien su estancia en el club catalán - en esto se puede comparar con Messi, ahora más lejos que cerca de renovar- donde ya se cuestionaba su vida disoluta y nocturna. Pero quedaba por aquel entonces mucho Maradona. Y llegó Nápoles. El alma del jugador y de la ciudad coincidieron como pocas veces se ha visto. El canchero estaba en su salsa, entre gente como él. Feliz. Aunque parece que sus adicciones crecieron a la par que su talento.
Maradona llegó a Nápoles en 1984. Dos 'scudettos', una Copa, una Supercopa y una Copa de la UEFA son el brillante balance de su época celeste. Y el recuerdo de un calentamiento mítico y descomunal que hoy las redes recuerdan en el Olímpico de Múnich al ritmo de 'Life is Life' antes de disputar la vuelta de las semifinales ante el Bayern.
En el Mundial de 1986, su doblete a Inglaterra en cuartos probablemente sea la actuación individual más mítica de un futbolista hasta la fecha: abrió el marcador con la 'mano de Dios' y los remató. Era D10S. Cinco goles y cinco asistencias en el Mundial de 1986 para levantar la Copa del Mundo. Argentina nunca lo olvidará. En el 90 repitió la mano de Dios pero no pudo ganar el Mundial. Se quedó en la final.
Una sanción de un año tras dar positivo por cocaína puso punto y final a su etapa con el Nápoles. De manera triste. Al mito le quitaban la pelota. Regresó a Argentina, pero en una redada en el apartamento del jugador en el barrio de Caballito la policía encontró drogas y fue detenido. Pasó una noche en el calabozo. La sentencia le retiró el derecho a salir del país en un año y le obligó a ponerse en tratamiento de rehabilitación.
Fue de nuevo España al rescate. El Sevilla movió ficha y le ofreció a Diego una oportunidad de volver a lo más alto. Empezó bien pero su paso fue de más a menos y acabó, también como el rosario de la Aurora. No dejó huella profunda pero la gente aún recuerda cómo daba toques a una mandarina.
Volvió a su casa a la Argentina, a su Boca y de nuevo a disputar el Mundial de USA 94. El equipo iba como un tiro con la imagen de Maradona enfurecido tras marcar un golazo de falta. En la cara se veía angustia. Y rebeldía. Aún quedaba jugador, pero faltaba cabeza. Y todo lo demás. Maradona volvió a dar positivo y una nueva sanción de 15 meses ya le dejó roto. Su último partido, un 'Superclásico' que Boca le ganó a River. Se retiró a los 37, pero sin balón nada fue lo mismo.
Solo queda llorarle. Y el pueblo argentino y el mundo del fútbol lo hará más allá de sus casos de violencia contra periodistas y con algunas acusaciones de malos tratos algunas de las mujeres de su vida, pasajes oscuros, dramáticos, injustificables. Amigo de Chávez, de Morales, admirador de Fidel Castro, que fue a su boda y del Ché. Sus ideas políticas no eran nada comunes, pero estaban basados en un origen humilde, entre barro y chabolas, un barrio marginal. Pero con la pelota, pocos como él.
El Presidente de la Nación, Alberto Fernández, ya ha decretado tres días de luto nacional. "Estaba trabajando con Santiago Cafiero, jefe de gabinete, cuando me avisaron. No puedo creerlo. Estoy desolado. Es la peor noticia que puede recibir un hincha de Argentinos Juniors. Nosotros lo amamos. Estamos tratando de hablar con la familia. Veremos. Mucha tristeza". El decreto presidencial anunciando los tres días de duelo nacional, será publicado en el Boletín Oficial y dará paso a los tributos y largos homenajes que se harán a lo largo y ancho del país a quien fue el futbolista más grande de todos los tiempos. "Nos llevaste a lo más alto del mundo. Nos hiciste inmensamente felices. Fuiste el más grande de todos. Gracias por haber existido, Diego. Te vamos a extrañar toda la vida", escribió Alberto Fernández, presidente de la República de Argentina.