La predicción de Anecpla se está cumpliendo al cien por cien. “El hecho de que se hayan producido encharcamientos de agua favorecen la aparición de este tipo de insectos como los mosquistos”, comentaba hace pocas fechas la directora general de Anecpla, Milagros Fernández de Lezeta.
La mosca negra y el mosquito tigre campan a sus anchas. La primera es un simúlido que, desde hace algunos años, viene haciendo estragos en la población cercana a ríos y otras concentraciones de agua, especialmente, y cuya picadura resulta especialmente agresiva, llegando a producir en ocasiones reacciones alérgicas. Tanto en Zaragoza como en algunos municipios de las comunidades autónomas de Madrid, Valencia y Cataluña, la mosca negra se ha convertido en una auténtica pesadilla durante los últimos veranos.
Uno de los consejos de los expertos es evitar acumular el agua en el exterior de las casas o mantener cubiertos los depósitos de agua, controlar los desagües. También es recomendable instalar mosquiteras en puertas y ventanas en las zonas de riesgo, evitar pasear cerca de los cursos de los ríos, especialmente al atardecer, donde haya vegetación abundante, llevar ropa larga y pantalones largos, de colores poco claros y poco brillantes y si se van a usar repelentes, en las farmacias pueden indicarnos cuáles son los más adecuados y el modo de aplicarlos.
Solo en Córdoba se han identificado en las últimas fechas hasta once especies de mosca negra. Su gran peligro es que potencialmente se puede convertir en un transmisor de enfermedades alérgicas, por lo que el control de sus mordeduras y la actuación inmediata es fundamental. Su picadura resulta especialmente agresiva.
Cómo se convierten en una plaga
El ciclo de vida se desarrolla mediante una metamorfosis completa (huevo, larva, pupa y adulto), en la que las hembras depositan los huevos en cursos de agua corriente o en la vegetación en contacto con esta agua, una vez eclosionan, aparecen las larvas que se fijan en la vegetación sumergida o al substrato. Después aparecen las pupas, que se sitúan en las partes de la vegetación más resguardada, hasta la eclosión del adulto.
En este momento el insecto pasa del medio acuático al medio aéreo, con la necesidad de les hembras de ingerir sangre para poder realizar la maduración de los huevos en el su interior y poder depositarlos nuevamente en los cursos de agua. Las características de esta especie y las de su hábitat hacen que puedan darse hasta cinco o más generaciones en un mismo año, llegando a alcanzar unas densidades que representan un grave problema pero los habitantes de la zona, con unos notables efectos de tipo sanitario, agrícola, ganadero y turístico.
En el estado adulto, es el que representa una molestia para los humanos y el resto de animales, debido a que las hembras necesitan ingerir sangre para realizar la trofogénesis. Estos insectos tienen la apariencia de una mosca pequeña, de color oscuro y con una medida de 3 a 5 milímetros de media. Según un informe al respecto elaborado por Carmen Hernández, experta en Salud Pública. En él desgrana que el color, la forma, calor y el olor de los cuerpos atraen a estas moscas. En el proceso de ingestión de sangre, se inoculan substancias anticoagulantes y parásitos, que provocan las características reacciones alérgicas. El desgarro provocado por estas moscas deja un punto central rojo y una inflamación destacable, normalmente sangrante. En personas sensibles se puede producir un fuerte picor con dolor local y edema. Esa sensación este verano, la tendrá más de un español de veraneo.