A pesar del aumento de contagios de coronavirus, de la llegada de nuevas variantes, de la imposición de restricciones para frenar la interacción social durante la noche y del calor, llegada la madrugada del fin de semana, miles de jóvenes de toda España salen a divertirse celebrando botellones en calles y playas.
En Barcelona, la madrugada se convierte en una jauría de gente. Hay botellones en la playa, botellones en el parque y un ambiente descontrolado. El problema no es solo la fiesta, lo cierto es que los que asisten a estas reuniones son el principal foco de contagio. Jóvenes, de entre 20 y 30 años, que en su mayoría están sin vacunar.
Esta pasada noche se ha sumado la euforia de cientos de turistas italianos que celebraban sin control su triunfo en la Eurocopa.
La aglomeraciones se han visto por toda la ciudad y a la vista de las imágenes da la sensación de que la pandemia ha terminado... o que ni siquiera ha existido.
Pero nada más lejos de la realidad. El aumento de casos en Cataluña es ya imparable y la incidencia acumulada es ya de 753 casos por 100.000 habitantes.
Según ha indicado el director de la Agència de Salut Pública de Catalunya (Aspcat), Xavier Llebaria, en una entrevista con el canal 3/24, el 40 por ciento de las personas que están dando positivo en covid-19 y de sus contactos estrechos no hacen la cuarentena o no la cumplen debidamente. Así que está previsto que el Govern anuncie hoy nuevas restricciones, que entrarían en vigor el día 19, y que apuntan a nuevas limitaciones de aforo y movilidad.
Por otro lado, en Mallorca pese a los controles policiales algunos siguen fieles a la irresponsabilidad. Botella en mano, cualquier sitio es bueno para montar una fiesta. Solo en Palma, han levantado un total de 149 actas por botellón, incumplir la normativa COVID y control de locales esta madrugada.
También hay fiestas en ciudades como Sevilla o Valencia, donde la distancia de seguridad y las mascarillas no estaban invitadas. En la Comunidad Valenciana, en el primer fin de semana con los locales de ocio nocturno cerrados, los botellones se han trasladado a las calles y jardines.
En Madrid, con un gran despliegue policial se pudo evitar precisamente lo que venía siendo costumbre durante las últimas noches de verano.