Adiós a Mila Ximénez: la trayectoria de una estrella de Mediaset
Mila Ximénez tocó todos los palos: Colaboradora, polemista, show woman, concursante de realities
Comenzó a trabajar de enfermera en el hospital Nuestra Señora del Rocío
Sin lugar a dudas, su gran triunfo y su gran alegría fue su hija Alba Santana
Directa, apasionada, temperamental, en ocasiones visceral, divertida, amiga de sus amigos y, sobre todo, carismática. Muchos adjetivos y a la vez demasiados pocos para definir a una Mila Ximénez que se ha ido demasiado pronto y a la que nunca olvidaremos porque ha marcado un antes en el formato de televisión actual, convirtiéndose en un rostro imprescindible de la pequeña pantalla - y de Mediaset - en las últimas dos décadas.
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Colaboradora, polemista, show woman, concursante de realities... La sevillana ha tocado todos los palos en la que fue su segunda casa estos 20 años, dejándonos grandes momentos, muchas risas y, sobre todo, una gran dosis de espectáculo. Y es que si algo tenía Mila es que creía en lo que hacía, era una apasionada de su trabajo y nunca dejó de 'remar a favor de obra' para que los telespectadores jamás se aburriesen y cambiasen de canal.
Pero... ¿Quién era realmente Milagros Ximénez de Cisneros Rebollo? La colaboradora nunca tuvo problemas en hablar de su vida; una existencia marcada, en primer lugar, por su hija Alba - lo mejor que ha hecho nunca, como confesaba a menudo - y, a continuación, por una década de decadencia en la que conoció lo bajo que podía llegar a caer y de la que resurgió cual ave fénix a comienzos de la década de los 2000, cuando regresó a televisión tras una larga ausencia y fue encadenando un programa tras otro, convirtiéndose en la Mila que hoy recordamos y lloramos. Pero mejor, empecemos por el principio.
Mila nació el 21 de mayo de 1952 en Sevilla y, junto a sus tres hermanos - Manolo, Nani y Concha, con quienes siempre fue una auténtica piña - llevaba una existencia tranquila hasta que con 18 años comenzó a trabajar de enfermera en el hospital Nuestra Señora del Rocío y se enamoró locamente de un doctor, casado y con familia. En plena dictadura, esto supuso un gran escándalo en su ciudad y la pareja no tuvo más remedio que mudarse a Madrid para vivir su amor en libertad.
Nueve años duró su relación... Exactamente hasta que Mila conoció a Manolo Santana. Tenista de prestigio, cautivó totalmente a la periodista, que se casaba civilmente con el campeón de Wimbledon en 1983. Un año después, el 15 de abril de 1984, nacía la única hija de la colaboradora y, sin duda, el gran amor de su vida, Alba.
Tres años después de su boda, Mila y Manolo se separaban, comenzando la gran decadencia de la sevillana. Y es que, con grandes dificultades económicas, hizo de tripas corazón y para que a Alba no le faltase de nada la dejó al cuidado de su padre. Fueron años en los que la colaboradora estuvo lejos de su hija, viviendo la peor etapa de su vida. "Perdí el timón. Tuve que renunciar a la persona que más quería en mi vida y pensé 'me he vuelto a equivocar'", confesaba Mila en su paso por GH Vip en 2019 sobre esta mancha negra en su existencia, que la marcó para siempre.
Los 90 fueron una década para olvidar. Excesos, grandes dificultades económicas, sin un domicilio fijo y con varias relaciones apasionadas que no llegaron a cuajar. Un empresario marroquí con el que al parecer se vio durante años, una historia secreta con el actor José Sacristán, un affaire con Pepe Sancho y un tumultuoso y apasionado noviazgo con uno de los 'playboys' de la época, Antonio Arribas. "Con él conocí las noches de pasión, el sexo, las drogas y el alcohol. Lo que tuve con él no sé si se puede llamar amor, pero fue una gran pasión", admitiría posteriormente Mila. Sus complicadas relaciones con Encarna Sánchez y con Emilio Rodríguez Menéndez, mejor olvidarlas porque son dos amistades de las que la sevillana se arrepintió toda su vida.
Fueron años en los que perdió el rumbo y en los que dejó aparcada su profesión de periodista por completo. Sin embargo, con el inicio del siglo XXI también llegaba el renacer profesional de Mila, que encontraría en la televisión su hábitat natural. Rostro imprescindible de la crónica rosa de nuestro país y de Telecinco, la periodista ha trabajado en los principales programas de corazón de la cadena en los últimos 20 años. Desde 'Crónicas Marcianas' a 'TNT', 'A tu lado', 'La Noria', 'Abre los ojos...y mira', 'Supervivientes', 'Gran Hermano Vip' y, principalmente, 'Sálvame' diario y 'Sálvame Deluxe'. Todos contaron en sus filas con la sevillana como colaboradora, que no tardaría en convertirse en una de las más queridas por el público.
A su trabajo en televisión se unirían otros exitosos proyectos, como su blog semanal en la revista 'Lecturas', 'En el punto de Mila', la publicación de sus memorias, 'Perdón si no hablo de mí' e incluso el lanzamiento de su propia marca de cosmética.
Pero, sin lugar a dudas, su gran triunfo y su gran alegría fue su hija Alba Santana, con quien tras sus 'años oscuros' no tardó en recuperar el tiempo perdido, convirtiéndose en el eslabón más importante de su vida. Casada con Aviv Miron en 2006, la joven le hizo los dos mejores regalos que podía imaginar; sus nietos Alexander (2007) y Victoria (2012). A pesar de residir en Amsterdam, Mila se escapaba a visitarlos siempre que podía y ellos fueron los responsables de muchas de sus sonrisas y buenos momentos en los últimos años de su vida, llegando a confesar que gracias a ellos había alcanzado "la felicidad plena".
Y entonces, cuando mejor iba todo y Mila disfrutaba por fin de la tranquilidad y la estabilidad largo tiempo deseada, un fuerte dolor de espalda la empujaba a ir al médico y, hace justo un año le detectaban un cáncer de pulmón con metástasis que afrontó con miedo pero también con valentía, convencida de que era una batalla de la que iba a salir vencedora.
Sin embargo, tras un año de intensa lucha en el que jamás se rindió y en el que se sometió a cuantos tratamientos le recomendaron sus médicos, el cáncer ha ganado la batalla y Mila ha fallecido hoy en su casa rodeada de los suyos, dejando una vida intensa y apasionante a sus espaldas. ¡Hasta siempre Mila! ¡Buen viaje!