Ángela cobraba 1.000 euros de pensión al mes. Sus hijos, Pedro e Isabel, y ella vivían de ese dinero en su casa de Pozodón, Teruel, donde llegaron cuando la mujer se quedó viuda. Por ese dinero mataron, según ha confesado el hijo, a la madre y la emparedaron.
Ángela, una mujer mayor y ciega llevaba viviendo en Pozodón 20 años. Todos los vecinos -solo 48 personas- la conocían y cuando dejaron de verla se extrañaron pero sus hijos ponían de excusa su movilidad reducida. Pedro e Isabel, de 55 y 69 años,no dejaban ni que entrara el médico a comprobar el estado de salud de la anciana.
La habían matado. Su hijo ha confesando que la asfixió. Después la metieron en un armario que tapiaron con hormigón. Todo para seguir cobrando la pensión mensual de 1.000 euros de la mujer, según informa El Heraldo de Aragón.
Hace un par de meses, desde el Ayuntamiento de la localidad dieron aviso a la Guardia Civil de que algo extraño pasada. Así es como los agentes han descubierto el macabro crimen.