Chavales que quedan para pelearse, que lo graban con sus móviles y suben ese espectáculo lamentable a las redes sociales. Los padres y vecinos de Paracuellos del Jarama, en Madrid, están en vilo. La escena de los menores pegándose ya es bastante habitual. Las peleas son vitoreadas por otros. Los vídeos duelen. Chicos que caen a plomo, que se golpean la cabeza contra las aceras. El peligro de morir en una de estas peleas no es ninguna locura, y puede producirse cualquier día.
Tras la denuncia de un padre, la Guardia Civil está investigando estas batallas juveniles que graban y suben a las redes. Quedan en parques para pegarse y lo cuelgan en internet y todo lo hacen para seguidores. Los padres temen, y con razón, que uno de sus hijos pueda estar paseando y se vea metido de ello en un juego macabro. "Algunos de estos chavales le han hecho daño a mis hijos, les han insultado y pegado". Otra madre deja claro que cualquier chaval que está solo es un objetivo. "Pillan chavales que están solos por la calle para pegarlos".
Es un caso más de los retos virales que se repiten con demasiada frecuencia como el que inventó una menor que se dispuso a cazar pijos para hacerse popular. El modus operandi utilizado en los cuatro episodios se basaba en pronunciar la frase ¿tú me conoces? para así aproximarse a las victimas y después propinarles golpes en diferentes partes del cuerpo. Los agentes pudieron comprobar que el reto consistía en acumular el mayor numero posible de agresiones. Además, todos los hechos eran grabados y difundidos posteriormente en redes sociales conocidas, lo que generaba una alarma social entre los estudiantes y padres de diversos colegios ubicados en el distrito de Chamartín. En uno de los videos se podía observar a una chica arrinconando a otra y agrediéndole de forma violenta. Acto seguido, miraba a uno de los amigos jactándose de lo que había hecho. Las agredidas eran mujeres, generalmente pijas.
El reto vital también se dio en Sevilla. En ese caso jóvenes se desplazaban hasta Nervión, Los Remedios o El Porvenir, para buscar a jóvenes residentes en estos barrios y agredirlos. Las agresiones eran acompañadas de pequeños robos, casi siempre los móviles o las bicicletas a menores de edad. Un menor tuvo que ser atendido de gravedad en un centro hospitalario ante este absurdo juego de violencia. Los acusados fueron dos años y ocho meses de cárcel.