Cuántas veces en un restaurante o un bar, le traen la cuenta al acompañante varón dando por sentado que él pagará cuando es la mujer la que va a hacerlo; o cuando el casero pide hablar con "tu novio", aunque el contrato esté a nombre, Elena, Juana, Beatriz, Luisa, Carmen; o cuando a una mujer destacada en algún ámbito es anunciada en los medios como 'la mujer de'...
Son los micromachismos, un concepto que el psicólogo Luis Bonino Méndez, usó por primera vez para definir el término que "designa a las sutiles e imperceptibles maniobras y estrategias de ejercicio del poder de dominio masculino en lo cotidiano, que atentan en diversos grados contra la autonomía femenina.
Los micromachismos no son tan micros, aunque lo parezcan ocultos en esa costumbre de degradar a las mujeres en el día a día. Y tanto, que a veces ni percibimos la sutileza de la discriminación cuando el camarero le sirve la cerveza al hombre y el refresco a ella. La definición del terapeuta argentino precisa que son los "hábiles artes, trucos, tretas y manipulaciones con los que los varones intentan imponer a las mujeres sus propias razones, deseos e intereses en la vida cotidiana."
Yolanda Besteiro, Presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, que ha organizado durante tres años jornadas sobre los micromachismos, confirma el día a día que sufren las mujeres con estas situaciones "tan normalizadas" y"difíciles de detectar", porque pasan desapercibidos, pero peligrosos, porque hacen que se perpetúen las desigualdades, los roles y los estereotipos y hace que no avancemos".
Situaciones que muchas veces no implican violencia física, en contraste con otras formas de machismo y han sido incorporadas en el proceso educativo en el contexto de una sociedad heteropatriarcal en la que la mujer ocupa un lugar, en muchas ocasiones, subordinado al hombre.
Otros son más directos, porque se ven día a día parecen estar dentro de una normalidad pero que mirado con detalle está muy lejos de serlo. En esa realidad, las mujeres son las secretarias, no las jefas (se ve de forma constante en el cine, también en Hollywood); las mujeres florero, que besan a los campeones y entregan las flores; las niñas que son princesas Disney y los niños, presentados como investigadores. Los artículos en los medios de comunicación dedicados a resaltar la ropa que vistió una líder política sin referencia al discurso que dio o esa publicidad que la sigue presentando como objeto.
"El término la sociedad lo está identificando como un machismo pequeño, al que se le resta valor e importancia, difícil de detectar, de visibilizar. Como un machismo invisible y no ven la importancia de acabar con estas actitudes". Si no se combate la gente lo sigue viendo con cierta tolerancia", asegura la experta en género.
Los micromachismos se mueven en todos los ámbitos y el psicoterapeuta Bonino Méndez los recogió en sus diferentes tipologias: Los coercitivos, los encubiertos y los de crisis, cada una con un repertorio de maniobras y un tipo especifico de consecuencias advirtiendo de los peligros de subestimarlos al incorporarlos sin apenas darnos cuenta de lo que implican.
Es así la batalla feminista cotidiana, aunque haya algunos que crean que exageramos cuando exigimos igualdad, hasta en esto: en los llamados micromachismos, que "es machismo de siempre con mayúsculas", subraya Besteiro. Es un buen día el 8M para recordarlo.