Los menores y la educación sexual: "Muchos prefieren consumir pornografía a estar con su pareja"

  • Seis de cada 10 menores aseguran haber accedido a contenidos pornográficos de algún tipo, siendo los niños los que más a menudo los consumen

  • El 75% de los padres sostiene que sus hijos nunca han estado expuestos a contenidos sexuales en Internet

  • Los expertos aconsejan limitar el acceso, un control parental y hablar con los hijos de sexo antes de que lo busquen en Internet

Tres de cada 10 menores reconocen que la pornografía es su principal fuente de información. El uso de Internet se ha disparado entre los más pequeños al mismo tiempo que ha disminuido la edad media en la que tienen su primer móvil, aumentando así el riesgo de acceder a contenidos inapropiados como la pornografía. El último informe de Save The Children sitúa en ocho años la edad media en la que los menores empiezan a consumir este tipo de contenidos.

Además seis de cada 10 menores declaran haber accedido a contenidos pornográficos de algún tipo. Aunque se encuentran diferencias significativas atendiendo al sexo: el 87% de los niños afirma haber visto porno y hacerlo casi a diario frente al 39% de las niñas, quienes lo hacen una vez a la semana o al mes, de acuerdo con el último estudio sobre menores y pornografía de BBFC (British Board of Film Classification). Pero los padres no lo saben. El informe indica que el 75% de los padres asegura que sus hijos nunca han estado expuestos a contenidos sexuales en Internet.

Falta de información

En la mayoría de los casos, el principal motivo que les lleva a buscar y consumir este tipo de contenidos suele ser la falta de información por parte de los padres. De hecho, más del 50% de las familias asegura sentirse incómoda hablando de sexo con sus hijos, según una encuesta realizada por Platanomelon. Algo muy preocupante si tenemos en cuenta que, para el 30% de los menores, la pornografía es el principal recurso para aprender sobre sexualidad, de acuerdo con los datos que maneja Save The Children.

Consecuencias

Por eso hay que analizar las consecuencias físicas y psicológicas que puede provocar la exposición a este tipo de contenidos sexuales durante la infancia y la adolescencia.

Según Guerrero, podrían provocar unas prácticas sexuales de riesgo. Los menores pueden tener reacciones diferentes frente a la pornografía. "Hay niños y niñas que sentirán excitación sexual y otros vergüenza o incomodidad, pero, a la larga, el consumo de este tipo de contenidos puede provocar que los menores sean más proclives a tener prácticas sexuales de riesgo", asegura María Guerrero, psicóloga experta en familia y tecnología de Qustodio. Además ver porno "produce una disminución de la satisfacción sexual a la larga. Hay muchos chicos jóvenes con problemas para mantener relaciones sexuales satisfactorias porque se han acostumbrado a los estímulos de la pornografía. Prefieren consumir pornografía a estar con su pareja", sentencia Guerrero.

Esta exposición produce una distorsión de la realidad. Según el estudio Desinformación Sexual de Save The Children, el 54% de los menores varones cree que en el porno puede encontrar ideas e información para sus prácticas sexuales y más del 47% ha puesto en práctica alguna. "Hay escenas que son una autentica apologia de la violencia, donde se consumen drogas y hay un sexo irresponsable, sin protección ninguna".

Guerrero también alerta de los estereotipos de género y patrones de desigualdad en las relaciones. Es decir, genera machismo. "Exponerse a la pornografía a tan temprana edad va a afectar a los menores tanto en su forma de comportarse y relacionarse como en su forma de pensar", dice. La pornografía está relacionada con las conductas que reproducen estereotipos de género y patrones de desigualdad en las relaciones ente chicas y chicos. Además, muchas adolescentes aseguran haber llevado a cabo prácticas sexuales simplemente por petición de su pareja y el 12% de los adolescentes afirma no haber tenido un consentimiento explícito por parte de ella. "Les produce una distorsión de la realidad porque ellos creen que lo que ven es real y para nada".

el consumo de porno a edades tempranas provoca adicción y genera tolerancia, como cualquier adicción. Según el ranking de la Plataforma Ayuda al Menor, la pornografía se encuentra entre las mayores adicciones de los menores españoles, junto a las apuestas y los videojuegos. La adicción a la pornografía genera cambios en las conductas sexuales, aumentando la violencia, exigencia, cosificación de las mujeres y despersonalización.

Consejos

Entre los consejos para evitar los riesgos que conlleva el consumo de pornografía, Guerrero recomienda limitar el acceso a Internet de los menores y abordar el tema en familia desde edades tempranas.

"Ya se que parece muy fácil decirlo pero es el camino. Los padres deben hablar sobre sexualidad con ellos antes de que conozcan el sexo a través de Internet. A veces lo hacen demasiado tarde, por vergüenza o porque no saben como abordar el tema. Son los padres los que tienen que responder a las dudas sobre sexualidad. Ellos tienen que ser un canal adecuado para resolver sus dudas. Si no se anticipan, los chicos terminarán recurriendo a Internet".

"Por supuesto, los padres deben proteger a sus hijos de ser expuestos a contenidos pornográficos a edades tempranas. Sobre todo con un adecuado control parental en sus móviles o tabletas. Qustodio ayuda a los padres a eso. Deben apoyarse en una aplicación de control parental", asegura Guerrero.

A veces el acceso a la pornografía se da de manera accidental, a través de un vídeo juego gratuito o algún anuncio y no siempre avisan a sus padres. "Es ahí donde se debe trabajar, en la confianza entre padres e hijos, para que si salta algo impropio para su edad se lo cuenten a sus padres. Solo el 1% de los menores avisa a un adulto", explica Guerrero.

"Aunque a algunos padres puede resultarles incómodo hablar abiertamente de pornografía con sus hijos cuando son algo más mayores, este tipo de contenidos son perjudiciales para el desarrollo de los menores y aumentan el riesgo de que puedan ser víctimas de algún tipo de abuso o explotación”, concluye Guerrero.