Formar parte de la realeza británica tiene grandes ventajas como disfrutar de una enorme riqueza y vivir en magníficos castillos y palacios. Pero no es oro todo lo que reluce y también hay que pagar un precio por ello. Es lo que le ha sucedido en su vida a la exactriz estadounidense Meghan Markle, esposa del príncipe Enrique y duquesa de Sussex.
Por ejemplo, si se queda a dormir en casa de Isabel II, no puede irse a dormir antes que ella. Según Diane Gottsman, autora de 'Modern Etiquette for a Better Life', lo mismo le sucede a la hora de sentarse a la mesa, y es que no puede comenzar a almorzar sin la presencia de la monarca y debe dejar de hacerlo como muy tarde a la vez. Es decir, sus horarios están completamente restringidos a los de la reina. Por cierto, que ante el riesgo de que puedan contraer alguna infección o enfermedad, los mariscos están prohibidos. Y el ajo tampoco entra en la cocina del Palacio de Buckingham porque es odiado por su majestad.
Markle dispone de ciudadanía británica al contraer matrimonio con el hijo menor del príncipe Carlos. Pero el Parlamento de su país natal, Estados Unidos, declara que es "inconstitucional" que los miembros de la familia real voten. Además, tampoco puede expresar ninguna opinión sobre temas políticos.
De acuerdo con la revista 'Glamour', desde la primera vez que salió en público, tuvo que rechazar las solicitudes de los fans por una selfie. De hecho, se considera inapropiado tomar o pedir una selfie a alguien de la monarquía, y siempre debe pedirse a otra persona que tome la fotografía. Y lo mismo ocurre si algún seguidor quiere un autógrafo. Se quedará sin él.
Meghan tenía un blog en el que escribía sobre estilo de vida y moda, a menudo mostrando las últimas tendencias. Al igual que muchas mujeres, esto incluye una manicura bien arreglada con el color adecuado para la temporada. Sin embargo, según 'StyleCaster', todas las integrantes de la familia real tienen prohibido usar colores no neutrales. De este modo, nunca utilizará un color de uñas negro, rojo u oscuro. En lo que respecta a la vestimenta, una fuente de 'Vanity Fair' aseguró que a Isabel II no le gustan los zapatos con cuña, por lo que también deberá quitarse centímetros cada vez que se calce. Y siempre deberá utilizar medias de color natural cuando luzca vestidos.
Uno de los aspectos más llamativos es la prohibición del popular juego de mesa Monopoly. Así lo reveló en su día el príncipe Andrés al diario 'The Telegraph'. Si bien la mayoría de las leyes reales son por un buen (o no) motivo, esto se debe a que es "demasiado vicioso".
No existe una norma oficial que establezca que los miembros de la realeza deban abstenerse de mostrar demasiado afecto en público. Isabel II rara vez ha sido fotografiada mostrando cualquier gesto afectuoso hacia su esposo, el príncipe Felipe. Y al igual que la matriarca, los demás integrantes de la familia hacen lo mismo.
Al igual que cualquier persona que se case con alguien de la realeza, Meghan ha dejado atrás su carrera profesional. "No lo veo como algo que se sacrifique. Simplemente lo veo como un cambio. Es un capítulo nuevo", señaló la exintérprete. Su papel más conocido fue en la exitosa serie Suits, en la que casualmente contraía matrimonio en el último capítulo.
Markle ha demostrado tener una gran afición por los viajes, de los cuales siempre mostraba imágenes en su blog y en su perfil de Instagram. Sin embargo, al igual que sus redes sociales, sus días de viaje en solitario son cosa del pasado. Según 'Express', recibió escoltas desde el mismo momento en el que se comprometió con Enrique. De hecho, recientemente el matrimonio se ha retirado de la vida pública. No es ningún secreto su admiración por los perros, pero de los dos con los que convivía en Toronto (Canadá) tan sólo se llevó uno cuando se mudó a Londres. El otro lo tuvo que dejar porque era demasiado viejo y podría no adaptarse al traslado.
En las fotos oficiales después de la noticia de su compromiso, Markle fue capturada con un vestido de Ralph & Russo. Si bien la imagen no mostraba ningún escote, la apariencia del vestido resultó ser una preocupación para algunos y fue suficiente para que sea la última vez que Meghan vistiera con transparencias. Vestidos cortos, pantalones cortos y cualquier cosa demasiado reveladora ya no se consideran aceptables para la duquesa de Sussex. Meghan, que lanzó una línea de ropa solidaria, ha adoptado un estilo más conservador.
Una de las primeras cosas que aprendió la estadounidense al ingresar en la familia real fue a tomar el té. La experta en protocolo Myka Meier afirmó a la revista 'People' que hay una cierta forma en que Meghan debería sostener su taza. La forma tradicional es utilizar el pulgar y el índice para sostener la parte superior del mango y usar el dedo medio para levantarlo.
Aunque el mundo conozca a la exactriz como Meghan Markle, ya no puede usar su antiguo apellido. Si bien no está claro si tomó el apellido de Mountbatten-Windsor de Enrique, su título oficial es su alteza real o la duquesa Sussex. Si bien Meghan puede haber elegido mantener su apellido, todos los demás deberán dirigirse a ella por sus títulos reales.
Tan pronto como un miembro de la familia real anuncia que está esperando un hijo, el mundo entero intenta adivinar su género. Sin embargo, un rey nunca debe revelarlo al público antes del nacimiento si ya lo saben. La princesa Diana, por ejemplo, supo que iba a tener un hijo cuando estaba embarazada de Enrique y ni siquiera se lo contó a su entonces marido, el príncipe Carlos. Sólo cuando nace el bebé, el público conoce su género.