El confinamiento ha sido bueno para limpiar el aire. Ha mejorado el medio ambiente, pero el uso masivo de guantes y mascarilla se ha convertido en una verdadera amenaza. Ya desde los primeros días vimos cómo algunos incívicos los tiraban al suelo a la puerte de los supermercados. Ahora también esos focos de contagio acaban en el campo y en el mar.
Son complementos esenciales para protegernos del virus. Nos hemos acostumbrado a usar guantes y mascarilla. Por desgracia, parece que también a ver nuestras calles y parques hechos un asco.
En los alcorques de los árboles, pegados al pie de una farola, en mitad de la acera o a la puerta de un supermercado: cualquier lugar es susceptible de ser invadido por esta nueva ola de 'plástico coronavírico'.
El problema es tal que hasta el propio Ministerio de Transición Ecológica ha tenido que advertir de que tirar los guantes al suelo, además de incívico, puede aumentar el riesgo de contagio.
Desde las redes nos recuerdan que no se tiran al suelo, pero tampoco al contenedor de plástico. Siempre al contenedor general, al naranja.
También algunas policías locales, como la de Casteldefels (Barcelona) o la de Villarrobledo (Albacete) han emitido mensajes a través de las redes sociales para intentar concienciar a la población.
E incluso en las puertas de hospitales, como el de Puerta de Hierro (Majadahonda, Madrid) se han podido observar numerosos residuos plásticos de guantes y mascarillas tirados, como denuncia este usuario en Twitter.
Y no sólo eso, también deterioran el medio ambiente si no son desechados de la forma adecuada, ya que no son biodegradables. Miguel Muñoz, coordinador del movimiento ecologista Proyecto Libera advierte que son de un solo uso pero "no por ello son menos contaminantes".
Dos meses de confinamiento han sido suficientes para que los océanos. "Igual que ellos nos protegen protejamos a la Naturaleza contra el abandono de las mascarillas y de los guantes", es el ruego que nos hace Sara Güemes, de Proyecto Libera.
Y tal vez lo peor esté por llegar si tenemos en cuenta que la recomendación general es el uso de guantes y mascarillas quirúrgicas en nuestra vida cotidiana. "En una población como la nuestra, con casi 47 millones de personas, el efecto puede ser devastador", nos dicen desde la asociación Amigos de la Tierra.
Debemos reaccionar a tiempo. Imágenes como esa que denuncia el fundador de Oceans Asia, Gary Stokes, en la que cientos de guantes de goma de diferentes colores se confunden con un campo de flores, son un motivo de alarma más que suficiente.