María Jesús M.C., –conocida como Maje y apodada 'la viuda negra'–, y uno de sus amantes, Salvador R.L., han sido declarados con unanimidad culpables del asesinato del marido de ella, Antonio, a puñaladas, en un garaje del barrio valenciano de Patraix el día 16 de agosto de 2017.
Este es el veredicto emitido por el jurado popular que ha juzgado a los acusados en la Audiencia de Valencia. La decisión se ha producido tras unas seis horas de deliberación, desde las 13.30 que han recibido el objeto del veredicto hasta las 19.00, cuando se ha convocado a las partes a la lectura pública.
Ahora será el magistrado presidente del tribunal el que dicte sentencia y fije las correspondientes penas a cada acusado. Maje había negado cualquier tipo de participación, planificación o deseo de la muerte de su marido y solo admitía haber encubierto a su examante, mientras que él confesó la muerte aunque aseguró que porque ella le pidió que lo hiciera.
La Fiscalía requiere 22 años de prisión para Maje por un delito de asesinato con la circunstancia agravante de parentesco, y otros 18 para Salva, mientras que la acusación particular, que representa a la víctima, reclama 25 años para ella y 16 para él –ha rebajado cuatro años, según lo que solicitaba inicialmente–.
Antonio recibió seis puñaladas en su garaje del barrio de Patraix el 16 de agosto de 2017. Los forenses constataron que fue asesinado a traición. Murió de forma rápida, y una de las puñaladas que recibió llegó casi a tocar la columna vertebral. Las cuchilladas afectaron a su corazón y los pulmones.
Para los psiquiatras forenses, Salva, el amante de ‘la viuda negra’, es una persona "dependiente e influenciable" que se dejó llevar por Maje, a quien el fiscal del caso señala como la artífice del plan para matar a su marido.
Salva lo aceptó “porque entendía que era un acto de amor hacia ella”, y sin conocer siquiera a la víctima, el día acordado para el crimen salió a primera hora de la mañana armado con un cuchillo y unos guantes. Se dirigió al garaje donde Antonio tenía aparcado el coche, y allí espero.
Según el relato del fiscal, utilizó las llaves que le dio Maje para poder entrar y esperar al momento en que apareciese Antonio, quien había sido previamente engañado por su esposa para que aparcase su vehículo donde ella solía hacerlo. Fue allí, en ese instante, cuando Salva salió del lugar en el que se escondía y le atacó fatalmente con el arma blanca.
Una vez muerto, Maje se entregó al papel de viuda desconsolada. Sin embargo, la realidad, según el fiscal, es que “dominó el plan criminal en beneficio suyo”. Considera que pudo haber evitado que Salva prosiguiese con el plan, pero no lo paró.
Fue “planificado por ella y ejecutado por él”, ha dicho, recalcando que fue un plan conjunto y que, sin ayuda de Maje, Salva no hubiera podido perpetrar el asesinato.
"Llega un momento en el que él se enamora perdidamente de la acusada y es dependiente de ella. Lo hace todo junto a ella, le lleva la compra, le saca billetes de transporte e, incluso, le compra faldas". Maje "también le quería", pero tenía otros amantes y era una "mentirosa", dice el fiscal, quien añade: "Siempre miente para tener vidas alternativas. Una y otra vez sin parar". "Tiene que estar acostumbrada a manipular a las personas porque no es fácil hacer todo esto", ha señalado.
"¿Quién va a desear la muerte de Antonio si no ella? ¿Salva? ¿Pero si no le molestaba? "¿Alguien duda de que Salva actuase por inducción de ella?", insistió, reiterando que el plan surgió de ella y lo planificaron antes de verano.
En este sentido, la abogada de Salva ha afirmado que Maje "le convenció de tal forma que él era imprescindible en su vida que la única forma de ser felices era acabar con su matrimonio" y en ese sentido ha mantenido que Salva actuó porque "siempre pensó que era de amor verdadero y concertarían una vida en común".
Por su parte, el de Maje pedía la absolución absolución porque "no hay ni una sola prueba directa, clara, eficaz que ponga relieve que Maje acordó con Salva matar a su esposo ni mucho menos en cómo lo tenía que matar". Además, afirmó que no existe móvil para el crimen, ni amoroso, porque se ha demostrado que Maje "las relacione sexuales las tenía por igual" con otros de sus amantes en vida de su marido, pero tampoco económico.
Sin embargo, la decisión es unánime por parte del jurado popular: son culpables del asesinato de Antonio.
En sus últimas palabras durante el juicio, Maje, quien tras ser declarada culpable y antes de volver a prisión ha podido dar un último abrazo a los suyos, quiso pedir perdón a la familia de su esposo por no acudir “por egoísmo y cobardía” a la Policía cuando Salva le contó lo que había hecho: “Quiero mostrar mi arrepentimiento, no me lo podré perdonar, fui cobarde y egoísta, solo pensé en mí y en las consecuencias que podría tener", ha dicho.
Mientras tanto, Salva, autor confeso, insistió en reafirmar todo lo que había manifestado previamente: que ella le pidió que matara a su marido y que no fallara. Además, quiso expresar su “profundo arrepentimiento”.