El tráfico en el centro de Madrid ha regresado al pasado. Hace 15 el Ayuntamiento dirigido por el popular Alberto Ruiz-Gallardón ponía en marcha las áreas de prioridad residencial, conocidas como APR y que nacieron para "restringir el tráfico privado" permitiendo solo "el acceso a residentes, transporte público, servicios de emergencias y carga y descarga". Con la moratoria de Madrid Central puesta en marcha este lunes por el el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, las APR que fueron integradas en el proyecto de Carmena, han desaparecido y sus calles vuelven a abrirse a todos los vehículos.
Las primeras APR afectaron a los barrios de Las Letras (2004), Cortes (2005) y Embajadores (2006). Nacieron porque "la ciudad es mucho más que un lugar para habitar, es un lugar para vivir, y los madrileños han empezado a vivirla sin coches", como aseguraba el programa electoral del PP en 2011.
La idea del PP de Gallardón era el de "reducir la presencia de vehículos privados de no residentes, incrementando el atractivo de la zona para el peatón y logrando un entorno más agradable. Además supone un efecto directo de reducción de las emisiones al mismo tiempo que un cambio en la cultura de la movilidad".
Para los populares, los beneficios de esta iniciativa eran evidente ya que había ofrecido a los madrileños "una serie de mejoras: disminución del tráfico rodado, aumento de plazas de estacionamiento en superficie para residentes, reducción de los niveles de ruido y de contaminación atmosférica, y, en definitiva, una mejora sustancial en la calidad de vida de los residentes y visitantes en busca de la oferta cultural, comercial y de ocio".
Pero quince años más tarde la férrea oposición del Partido Popular al proyecto insignia de Manuela Carmena ha llevado a Almeida a enterrar las APR junto a Madrid Central, levantando todas las barreras al tráfico privado en todas las calles del centro de la capital.
No era un secreto que al actual alcalde, las APPR o Madrid Central le pareciesen "ratoneras" o un "parque de atracciones turístico" o que anunciase un "colapso absoluto y brutal". Y prometía solucionarlo cuando "el PP gobierne en mayo de 2019", permitiendo que se circulase "por determinados ejes de la APR como Gran vía, San Bernardo y Hortaleza".
Hoy ya sabemos que no es así, el fin de Madrid Central también lo es de las APR incluidas en este y por lo tanto, la circulación vuelve a ser como antes de julio de 2004 sin tener en cuenta el aumento de vehículos privados, públicos y de servicios registrados en estos tres lustros. Tampoco los niveles de contaminación que con la aplicación del proyecto de Carmena cayeron en picado sin que se produjera el temido efecto frontera con un aumento de los niveles contaminantes en las zonas periféricas fruto del desplazamiento del tráfico rodado.