La banda barcelonesa 'Love of Lesbian' daba, literalmente, la bienvenida a su público a “uno de los conciertos más emocionantes de sus vidas”. De las de todos. Casi 5.000 personas abarrotaban el Palau Sant Jordi, todas con mascarilla FPP2, pero sin distancia social alguna. Desde la mañana del sábado habían formado varias colas a las puertas de salas míticas de la ciudad condal, como la Razztamazz, Apolo o Luz de Gas. Locales populares del ocio nocturno recibían a los asistentes para someterles a un test de antígenos. De los 5.000, solo 6 tuvieron que quedarse en casa tras dar positivo.
Todo un experimento clínico que llamaba la atención también de la prensa extranjera, con titulares en portada de los principales periódicos de Francia, Italia o Reino Unido.
Se trata de un proyecto piloto para evaluar la seguridad de este tipo de eventos con la realización previa de una prueba de detección del covid. Una vez realizado el test, envían el resultado a sus teléfonos móviles, generándose un código QR con el que acceder al Palau.
Durante el concierto, todo trascurrió con normalidad. A la entrada era imprescindible, además de acreditar el negativo, tomarse la temperatura, que no debía superar los 37’5ºC. Una vez dentro, la propia organización proporcionó mascarillas a todos los participantes. Además, durante los 15 días siguientes, los asistentes recibirían un seguimiento para evaluar si se ha producido algún contagio.
Una experiencia, a priori segura, con el pabellón bien ventilado y dispensadores de gel hidroalcohólico en varios puntos del recinto. Sin embargo, hay quien cuestiona la seguridad de este ensayo. Es el caso del investigador Sergio Alonso, del grupo de investigación biológica computacional y sistemas complejos BIOCOMSC de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Según Alonso, “confiar todo a los test rápidos puede ser peligroso porque se sabe que los test rápidos con los asintomáticos no son de fiar", y pueden dejar casos "sin detectar".
También el subdirector de Protección Civil discrepa con este tipo de experimentos. En sus redes sociales, Sergi Delgado escribía que hay “grandes contradicciones en la gestión de la pandemia” ya que “mientras la normativa no nos permite encuentros con familia o amigos en casa en Semana Santa, se organiza un concierto con 5.000 personas en un estudio científico”.
Organizado por la plataforma Festivales por la Cultura Segura, el concierto contaba con el apoyo de las conselleres de Salud y de Cultura, Alba Vergés y Àngels Ponsa, y con la aprobación de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Todo un experimento que podría abrir la puerta a la celebración de eventos multitudinarios en pandemia. Este diciembre se celebró un evento parecido, aunque de dimensiones mucho menores. Quinientas personas llenaron, precisamente, la sala Apolo, uno de los “ambulatorios por un día” del pasado sábado. El resultado fue un total de cero personas contagiadas.
El de Love of Lesbian es el primer concierto masivo sin distancias. Todos juntos, saltando y cantando a una, como no hace tanto.
Tras el concierto, que dejó imágenes verdaderamente impactantes en plena pandemia, la patronal española de ocio nocturno Spain Nightlife ha exigido un calendario de desescalada para flexibilizar las restricciones impuestas a esta industria, reclamando más pruebas piloto como la del Love of Lesbian.
En este sentido, la organización ha vuelto a reivindicarse como "sector seguro" y ha defendido su reapertura "si las actividades se blindan con las oportunas medidas de seguridad".
"Creemos que ha llegado el momento de que se empiecen a flexibilizar las medidas restrictivas impuestas después de que el sector lleve soportando más de un año de cierre total y sin apenas ayudas económicas", ha manifestado la patronal en un comunicado, donde aseveran que el concierto de Sant Jordi y el que se llevó a cabo en la Sala Apolo demuestran "que es perfectamente compatible el desarrollo de la actividad y la protección de la salud de las personas".
Por estos motivos, el sector exige que se realicen más pruebas piloto y que se vaya "sustituyendo el cierre por la imposición de estrictas medidas preventivas y de seguridad tales como test previos, aplicaciones de gestión del resultado de los mismos y equipos de desinfección de aire y superficies avalados por las autoridades sanitarias".
Entre otros, sugieren condicionar el derecho de admisión a los locales a la realización de un test previo, como pruebas PCR, lo que aseguran que ayudaría a reducir los contagios también en otros ámbitos.
"Sometiendo el derecho de admisión a los mismos a la realización previa de un test con resultado negativo contribuiría de forma clara a la disminución de contagios, ya que se detectarían muchos casos de personas asintomáticas en una fase precoz de la cadena de contagios, las cuales no se harían el test si no quisieran salir a cenar o de fiesta", ha indicado el secretario general de la patronal, Joaquim Boadas.
Por su parte, el presidente de Spain Nightlife, Tito Pajares, ha reivindicado el sector recordando que el ocio nocturno "se encuentra agonizando, sin ayudas y sin ninguna idea de cuándo podrá reabrir", por lo que ha apostado por que se apruebe un calendario de reapertura pactado con las autonomías.
"Además, seguimos reivindicando la aprobación de un plan de rescate específico para el sector económico más perjudicado por la pandemia, con ayudas reales y proporcionadas a la dureza, intensidad y duración de las restricciones soportadas por el mismo, así como el aplazamiento de tributos y cotizaciones ya que están estrangulando financieramente a nuestros empresarios", ha añadido.