Los festivales y grandes conciertos todavía quedan muy lejos frente a la pandemia, pero algunas investigaciones tratan de arrojar luz a un sector duramente afectado por la crisis económica de la covid. Científicos del Hospital Germans Trias i Pujol, Barcelona, monitorizarán una nueva prueba piloto para garantizar la seguridad en conciertos de gran formato.
El Palau Sant Jordi acogerá el próximo 27 de marzo la actuación de Love of Lesbian en una segunda parte de la prueba que se realizó en diciembre en la sala Apolo, pero en lugar de 1.000 espectadores esta vez se congregarán 5.000 personas, que no tendrán que guardar distancia de seguridad, según explican a Informativos Telecinco fuentes conocedoras del proyecto. "No se discrimina por edades, ni nada", subrayan.
El estudio que se va a hacer será un análisis observacional: "La gente que compre la entrada se compromete a darnos permiso para entrar en sus datos covid, es decir, saber si han dado positivo en algún momento, siete y 14 días después del concierto. Con esos datos, se irán haciendo los análisis que convengan".
Los investigadores creen que el riesgo cero no existe, pero que "si se ha hecho y ha superado el comité ético del hospital", entienden que "no hay ningún tipo de problema" en esta prueba. De hecho, durante la presentación del acto este viernes 5 de marzo en el Estadio Olímpico Lluís Companys han participado las conselleras de Salud Alba Vergés, y de Cultura, Àngels Ponsa, además de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
No obstante, las autoridades aseguran que esta prueba no garantiza la vuelta a la normalidad festivalera este verano, sino que continúa el camino a la misma. El concierto en el Palau forma parte del proyecto 'Festivales por una cultura segura'.
La investigación se basa tres aspectos fundamentales: por un lado, realizarán en la misma mañana del acto un cribado mediante test de antígenos a los asistentes, que tendrá lugar en la hora por ellos solicitada.
En segundo lugar, se garantizará una calidad del aire del Palau, que se situará en 350 partículas por millón de CO2, lo que implica que la calidad del aire será, al menos, equivalente a la del exterior; y en tercer lugar, todos los asistentes deberán utilizar una mascarilla FFP2 que se les entregará en la entrada.
"No se va a prohibir cantar, ni mucho menos", pero "se va a controlar que la gente lleva la mascarilla bien puesta, y que no se la quita", destacan las fuentes consultadas. Además, no se prevén aglomeraciones, "en absoluto". "No las hubo en el despliegue del Apolo y no creo que las vaya a haber ahora", concluyen. Por el momento, se desconoce el número de sanitarios que llevarán a cabo los test de los asistentes.
Las entradas se encuentran ya a la venta desde 23 euros y la iniciativa tendrá un coste de 200.000 euros, de los que se pueden recuperar unos 90.000 por la venta de entradas. La diferencia se cubrirá con patrocinios y aportaciones públicas.
Los resultados de este ensayo clínico se verificarán a través del sistema público de salud, según indicó Josep Maria Llibre, miembro del equipo de investigación del hospital Germans Trias i Pujol, quien destacó el carácter pionero a escala mundial de esta iniciativa.