También entra hoy en vigor otra ley importantísima: la Ley de protección de la infancia, que presta especial atención al acoso escolar, un grave problema difícil de entender. Lorena es uno de los rostros de esta lacra. Con solo 11 años se convirtió en acosadora, en agresora. Aún sigue en terapia y rehabilitación. Reconoce que todo empezó por envidia, porque la chica a la que acosaba lo tenia todo y ella sentia que no tenía nada. Quería acabar con ella. "Como yo estaba mal, ella también tenía que estarlo. Le seguía hasta su portal y le pegaba". Eran compañeras de colegio, pero eso poco importaba. Lorena aprovechaba cualquier momento para convertir la vida de su víctima en un infierno. La arrinconaba en el baño de la escuela, y la pegaba. Dos año estuvo así, día tras día.
Pero un día todo cambió. Lorena no estaba bien, por eso hacía lo que hacía. Empezó a consumir drogas, desde cocaína a cannabis pasando por el speed, éxtasis. Fue entonces cuando ella pasó de verdugo a víctima. Esta vez de su novio. "Me pegaba por tonterías, me drogó y me volvió a violar. Me intenté suicidar". Siempre le preguntan a la víctima, pero al agresor no le preguntan, oye… ¿Por qué lo haces? Javier Feliz, director de unidad de trastornos de conducta ITA deja claro que siempre hay algo detrás de estas acciones, algo que no se ha podido detectar Problemas familiares, personales,
Lorena tiene ya 16 años y lleva ya uno de terapia. "Me da vergüenza, de qué sirve el perdón, si ya lo he hecho". Aún hoy, no entiende porque nadie puso fin a su comportamiento. Desea que el colegio le hubiera parada antes los pies. Nadie lo hizo.