El movimiento MeToo ha irrumpido con fuerza en las universidades españolas después de que una veintena de profesoras e investigadoras hayan roto su silencio. El acoso sexual es una realidad en los despachos y aulas universitarias. Después de tanta impunidad las denuncias destapan casos sangrantes de acoso y discriminación.
Es el caso de la Universidad de Barcelona. Donde un reputado catedrático acosó durante años a decenas de alumnas. "Estaba en primero de carrera", recuerda Ana Vidu, hoy, investigadora en la Universidad de Berkeley, en California. Explica que los correos que le enviaba este profesor tenían "contenido acosador".
Pero no solo acosó a Ana. También lo hizo con muchas otras compañeras. Estuvo "nueve años acosando, a cuatro o cinco estudiantes cada año. Les pedía desnudarse". Un comité de igualdad, lo juzgó en la Universidad de Barcelona, un intento de "tapar el caso", según Ana. La Fiscalía reconoció los hechos, pero ya habían prescrito. "Se ha podido jubilar en su puesto, no ha tenido consecuencias", cuenta Ramón Flecha, catedrático de Sociología en la Universidad de Barcelona, UB.
Pocos los apoyaron, aunque eran muchos quienes lo sabían: "Todo el profesorado ha callado", firma Flecha. Y para ello hay una palabra clave: "Violencia de género aisladora. Los ataques que se nos hacen a los pocos que apoyamos", continúa.
Ramón Flecha, como muchos otros que decidieron apoyar a las víctimas tuvieron que hacer frente a las consecuencias, al señalamiento. "Tuve tres amenazas de muerte", denuncia Flecha.
Ahora, el movimiento MeToo Universidad rompe el silencio. "Son hombres que utilizan su poder", indica Rosa Valls, impulsora del MeToo Universidad, una "red de víctimas de violencia de género en las universidades que ya hemos logrado ser supervivientes", donde cualquiera puede acudir, a través de Twitter y otras perfiles oficiales, para buscar ayuda. Porque lo que piden y brindan son armas para que nadie pueda callarse ante los abusos y conseguir frenarlos de una vez por todas: "En Harvard, si te callas un caso que conoces te expulsan", manifiesta Flecha. Porque nadie debe callarse ante estos delitos.