30 años y ocho meses de cárcel. Es la pena aceptada por el hombre acusado de quemar a su expareja en Alcudia, Mallorca, hace tres años, en 2016. Ante el Tribunal del Jurado de la Audiencia Provincial de Baleares, se ha llegado a un acuerdo de conformidad por lo que se ha reducido la pena inicial que solicitaba la Fiscalía al autor confeso de los hechos, C.P.F., que era de 39 años de cárcel.
Carlos Peña, ha admitido en el juicio ser el culpable de la muerte de su entonces pareja, justificando que lo "hizo por su hijo", porque "no podía asimilar que iba a crecer en brazos de otra persona". Aún así, dice que su intención no era matarla, que únicamente quería "dejarla marcada".
Se le imputaba un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, otro de tentativa y otro de lesiones en el ámbito familiar. Es una de las tragedias más impactantes que se recuerdan y una muestra de la heroicidad de una madre que saltó por la ventana cuando su pareja la prendió fuego protegiendo a su bebé de las llamas y en su caída. La mujer murió pero logró salvar al bebé.
El acusado, habría entrado en la vivienda de la víctima mientras estaba durmiendo, y la habría rociado con gasolina para después prenderle fuego. Además, allí también se encontraba el hijo de ambos, de tan solo 22 meses. La Fiscalía pide para él una condena de 39 años. El hombre, de 38 años, lleva en prisión provisional desde el 30 de junio de 2016.
Un jurado popular ha juzgado a C.P.F. por el asesinato de su expareja en Alcudia en 2016, a la que quemó viva, y por la tentativa de asesinato contra el hijo de ambos, de 22 meses de edad en el momento de los hechos, que estaba en la vivienda.
El crimen tuvo lugar en junio de 2016, cuando víctima y acusado convivían en un mismo domicilio en Alcudia y llevaban un tiempo con una relación inestable. El 28 de junio, mantuvieron una discusión y la mujer le dijo que no quería continuar su relación con él. No obstante, accedía a que continuara viviendo en la finca.
Según el escrito del fiscal, el hombre se marchó de la casa advirtiendo a la mujer de que volvería para matarla. El acusado pasó aquella noche fuera y a la mañana siguiente, sobre las 7.30 horas volvió a la casa con un litro de gasolina, decidido a acabar con la vida de la mujer, según la versión del Ministerio Público.
El hombre sabía que el niño dormía con la madre habitualmente y, según la Fiscalía, se aprovechó de que al ser muy temprano sus víctimas todavía no se habrían despertado. Sin embargo, para entrar en la vivienda tuvo que golpear fuertemente la puerta porque la mujer la había cerrado por dentro con un alambre la noche anterior por precaución.
El ruido alertó a la mujer, que salió de la habitación y se encontró con el acusado. Según el fiscal, en ese momento la roció deliberadamente con gasolina al pie de la puerta del dormitorio y le prendió fuego con un encendedor.
La Fiscalía resalta que el hombre era consciente de que de este modo dejaba a la mujer sin posibilidad de defenderse y aumentaba "inhumanamente" su dolor. También mantiene que sabía que de esta forma el fuego se podría propagar rápidamente y alcanzar al menor, que estaba todavía durmiendo en el interior del dormitorio.
La Fiscalía prosigue relatando que la mujer, envuelta en llamas, corrió a coger al menor y saltó al exterior, con él en brazos, por la ventana de la habitación. Consiguió escapar del lugar con el niño y la perra de la familia conduciendo su propio coche hasta la casa de su madre. Llegó gravemente afectada por las quemaduras, pidiendo auxilio. "Mamá, me muero, me ha quemado, me muero de dolor", dijo a su madre.
Según recoge la acusación, la mujer no perdió en ningún momento la conciencia, por lo que tuvo que padecer "un extraordinario sufrimiento tanto físico como psíquico". Cuando los servicios sanitarios llegaron la tuvieron que sedar con gran cantidad de medicación, y aun así no fue suficiente y se tuvo que aumentar la dosis al llegar al hospital.
La mujer sufrió quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo, con quemaduras de segundo grado profundo en las piernas que forzaron un traslado urgente al Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. Tras múltiples intervenciones, acabó falleciendo el 8 de agosto de 2016. Tenía 34 años.
En cuanto al niño, sufrió quemaduras de primer grado en la cara y una pierna, que afectaron a menos del 10 por ciento de su cuerpo, y contusiones.