El Tribunal del Jurado de la Audiencia Provincial de Baleares retomará este lunes el juicio contra una mujer de nacionalidad rusa y de 49 años acusada de mutilar a su marido y dárselo de comer a sus perros en abril de 2016 en Cala Millor, Mallorca.
El proceso judicial comenzó el 10 de junio y las primeras sesiones se alargaron hasta el jueves, declarando durante las mismas la acusada, varios testigos, el médico forense que practicó la autopsia y varios peritos.
De cara a la sesión de este lunes, se prevé que atiendan expertos de la unidad científica de la Guardia Civil y un perito de la defensa. Después, el martes será el turno de los informes finales presentados por el fiscal, Gonzalo Sans, y el abogado de la defensa, Tomeu Salas. Finalmente, la acusada tendrá derecho a la última palabra antes de que el Jurado se retire a elaborar su veredicto.
La Fiscalía acusa a la mujer de haber sedado a su marido y haberle cortado trozos de carne y piel para dárselos de comer a sus perros, un 'pitbull' y una 'stafford', animándolos para que mordieran al hombre. Por ello, se le imputa un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, por los cuales la Fiscalía reclama 25 años de cárcel.
En su primera declaración, la acusada aseguró que ella era inocente, y que la muerte de su marido fue causada por el ataque de uno de los perros, concretamente el 'pitbull'.
Según lo declarado por la mujer, el perro atacó espontáneamente a su marido y ella trató de impedirlo, tratando de separar a ambos encerrando al hombre en una habitación y al animal en el baño.
Sin embargo, según esta versión, el anciano abrió la puerta y el perro entró y lo atacó, arrastrándolo "como un muñeco". Después del suceso, la acusada asegura que se intentó quitar la vida ingiriendo vodka y ansiolíticos.
El matrimonio llevaba casado apenas tres meses y la mujer reconoció que conocía que ella figuraba en su herencia junto a los dos perros.
El cadáver fue descubierto cuando un amigo del matrimonio advirtió a las autoridades de que hacía mucho tiempo que no veía al hombre y no contestaba a su móvil. Sin embargo, en su declaración aseguró que llamó porque la propia acusada le había contado que su marido estaba muerto y lanzó la alerta por miedo a que ella se suicidara.
Entonces, efectivos de la Guardia Civil y la Policía Local de Sant Llorenç, se desplazaron al lugar de los hechos esperando encontrar el fallecimiento de una persona mayor por causas naturales. Sin embargo, tras entrar en la vivienda se encontraron al hombre tumbado boca abajo en el salón, semidesnudo, con varias heridas y los brazos descarnados desde codos para abajo.
Uno de los agentes involucrados en el caso aseguró que el hombre "tenía los brazos como si hubieran cortado jamón, con el hueso completamente limpio". Otro explicó que sobre el cuerpo había un gran cojín, como si la mujer hubiera estado durmiendo sobre él. Además, los agentes encontraron manchas de sangre por la casa y tres cuchillos ensangrentados, uno junto a la víctima y dos escondidos en colchones.
Cuando los agentes encontraron el cadáver aseguraron que la mujer estaba "desorientada", presentaba "cambios de humor", pero en ningún momento intentó huir. Estando cerca del cadáver, preguntó por sus perros y decía que era "mentira" que su marido estuviese muerto.
El médico forense que practicó el levantamiento del cadáver y la autopsia rechazó tajantemente la explicación de la mujer y aseguró que su versión "no cuadra". El médico remarcó que en el cadáver encontraron heridas "incisas" y "demasiado rectas" que más que de un animal parecían provenientes de "un cuchillo afilado y de sierra".
El forense aseguró que no pudo cotejar las heridas presentadas por el cadáver con las mandíbulas de los canes, pues estos no estaban y, al parecer, habían sido sustraídos de la perrera municipal de Sant Llorenç.
Además, también argumentó que, al tener los músculos desgarrados por el ataque del perro, el hombre no podría haber abierto la puerta tal y como dice la versión de la acusada. Igualmente, afirmó que el hombre tuvo que ser arrastrado ya que no podía tras el ataque de un 'pitbull' desplazarse teniendo en cuenta su estado de salud delicado, con una traqueotomía recientemente practicada por un cáncer de laringe.
Además, dos testigos declararon ante el Jurado que la mujer les ofreció dinero a cambio de matar a su marido, algo que la instancia deberá valorar.
El primero de ellos espetó que había quedado con la acusada en una gasolinera para venderle cocaína, cuando ella le ofreció hasta 50.000 euros por matar a su marido. Sin embargo, asegura que no se lo tomó en serio: "Vi a una señora borracha y drogada, no me creí lo que me dijo y no me interesaba escuchar más, cogí y me fui", explicó.
Un segundo testigo también aseguró que la mujer le ofreció dinero para "asesinar a su marido". Tras escabullirse en su encuentro en un momento en el que la mujer fue a por bebida, este asegura que solo lo contó con unos conocidos y uno de ellos a un periódico. Por lo tanto, así es como los investigadores encontraron esta versión y no a través de la Policía, a la cual no acudió en ningún momento.
Sin embargo, la acusada asegura que dichos testimonios no son ciertos y su defensa los atribuye a una "venganza" por una denuncia de la acusada contra uno de ellos, relativa a un hurto.