Juguete tradicional vs. juguete tecnológico. Los expertos en juguetes –que no son solo los niños- responden. “Cada juguete estimula una serie de habilidades diferentes”, explica Pablo Busó, investigador del Instituto Tecnológico de Producto Infantil y de Ocio (AIJU). Tan importante es que un niño juegue con el balón como con juegos de mesa, muñecos o robots e incluso pantallas. Lo ideal es combinar todos los tipos de juguetes y saber que a determinadas edades es demasiado pronto para manejar una tablet.
Que padre, tío o abuelo no ha visto en estas fechas el catálogo de juguetes… Muchos se preguntan qué juguete es el ideal. Si el que quieren los niños o el que prefieren ellos. Si el tecnológico o el más tradicional. Con la ayuda de un experto en este reportaje intentamos despejar las dudas.
A la hora de elegir un juguete tecnológico hay que seguir las recomendaciones de los expertos. La Asociación Norteamericana de Pediatría recomienda que los niños menores de dos años no usen para nada las pantallas pantallas y entre dos y cinco años entre media y una hora diaria. Entre los siete y los 12 años recomienda un máximo de hora y media.
No obstante, seguir las recomendaciones no significa prohibirlos, señala Pablo Busó, responsable de investigación del usuario infantil de AIJU. Los juguetes tecnológicos ayudan a “desarrollar una serie de habilidades del mundo digital, donde se desarrollarán los niños en su edad adulta”.
A edades más elevadas, 10-11 años, su uso si puede ser más independiente pero en las primeras edades de acceso a juguetes con pantallas o internet, “el padre o madre siempre debe ir guiando al menor: enseñarle a diferenciar entre un contenido normal y uno comercial, entre uno adecuado o inadecuado para ellos…”
Sin embargo, el juguete tecnológico no es solo una pantalla. Hay juguetes de Ciencia, Robótica, Ingeniería, Matemáticas, y Arte. Son los llamados STREAM por sus siglas en inglés y están más presentes en los hogares de lo que creemos. Según el estudio ‘Nuevos Juguetes, nuevas formas de jugar’ de AIJU, casi la mitad de los juguetes que han recibido los niños en el último año tienen mecanismos o tecnología. De ellos, un 25% incorporan mecanismos simples, como luces y sonidos, y otro 25% poseen tecnología más avanzada.
“Cuando los padres piensan en robótica o programación creen que estamos ante algo súper complejo y es cierto que la mayoría se dirige a niños de ocho, nueve o 10 años pero ya hay productos de programación para la primera infancia, es decir, menores de tres años”, afirma Busó.
Un juguete de este tipo puede consistir simplemente en darle indicaciones para que gire a la derecha o la izquierda. “Así se enseña de forma muy simple los principios de la programación, es decir, se aprende a pensar mediante los principios de causa-efecto”.
Con todo eso, la tecnología tiene aspectos positivos y negativos. Entre los primeros se destacan los siguientes: desarrollan la lógica, la estrategia y el ingenio; fomentan la curiosidad; favorecen la concentración; se adaptan al desarrollo del niño y aumentan la jugabilidad y la diversión. Entre los segundos: favorecen el sedentarismo y no permiten la sociabilidad; limitan la imaginación y creatividad; facilitan el acceso a contenidos no apropiados y no permiten el juego cooperativo.
Si hablamos de juguetes STREAM para niños más mayores, un ejemplo puede ser cualquier robot con radio control. Sirven para desarrollar el razonamiento y habilidades digitales como la codificación.
“El aprendizaje a través del juego se afianza mucho más. Si trasladas conceptos relacionados con la ciencia a través del juego, el niño tiene una actitud más favorable hacia estos nuevos conocimientos y los asimila mucho mejor”, puntualiza el investigador.
Aprender con productos tecnológicos no es ni mejor ni peor que hacerlo a través de los más tradicionales. Se adquieren habilidades distintas y complementarias. “Lo bueno es combinar el juego de exterior con el de interior, con tecnología y sin tecnología, manteniendo el equilibrio”, señala Busó.
No obstante, hay que tener en cuenta que el juego exterior es el más importante porque, según los expertos, es el más completo. En la calle se desarrolla desde la inteligencia o la sociabilidad hasta la psicomotricidad. El principal problema es que más del 80% de los niños están jugando por debajo del tiempo recomendado, según la principal conclusión de la guía AIJU 2019/20. “Eso no ha sido siempre así. Los padres de hoy admiten que ellos jugaban en la calle un 40% más que sus hijos. En las últimas décadas se ha producido un descenso increíble de las horas de juego al aire libre”, comenta investigador. Quizás por la dificultad para conciliar, por el exceso de actividades extraescolares o porque hoy en día no es muy habitual, al menos en las grandes ciudades, que los niños bajen a la plazoleta a ‘joder con la pelota’, como dice la canción.
Los padres de hoy cuando eran niños jugaban principalmente a la comba o el elástico, las muñecas, el escondite y la bici. Los niños hoy juegan sobre todo a ‘ir al parque’, con el móvil o la tablet, a hacer manualidades o con las construcciones, según AIJU. Antes ganaban los juegos de exterior. Ahora los de interior.
Es necesario que el juguete le guste al niño y que sea adecuado para su edad. “Muchas veces los padres tienden a comprar productos para niños más mayores porque ven su hijo muy listo. Eso hay que frenarlo. No hay que intentar quemar etapas tan rápidamente. Un juguete para niños más mayores les puede generar frustración. Y si le das uno demasiado fácil, aburrimiento”, sentencia Busó. “
En este sentido, hay que señalar que normalmente las edades indicadas por los fabricantes hacen referencia a la seguridad. La guía AUJI 3.0 analiza además los niveles adecuados de usabilidad.
“Lo bueno para los niños es que jueguen de manera diversa, es decir, que tengan cuanta más variedad mejor. Cada tipo de juguete lo que te va es a estimular una serie de habilidades. Es tan importante salir a la calle con el balón o que vaya al parque, como que tenga juegos de mesa, muñecas o figuras de acción”, concluye Busó.
En cualquier caso esperamos que con estos consejos, sus Majestades los Reyes Magos de Oriente acierten. Son magos.