Hacen oídos sordos. Miran hacia otro lado y el mensaje no llega. Muchos jóvenes parecen permanecer todavía ajenos a los dramáticos efectos de la pandemia del coronavirus.
“Las ganas de divertirnos es algo que no nos van a quitar”, afirman, y algunos han preferido jugársela a pesar de las múltiples advertencias que lanzan las autoridades sanitarias. Ignorando las consecuencias, éstos han convertido la falta de empatía en rebeldía.
En Asturias y Barcelona, surgen jóvenes contra las medidas con las que se intenta frenar los contagios. Las campañas educativas mostrando los riesgos no conciencian, y las multas no intimidan.
“Una característica de los adolescentes y de los jóvenes es creerse absolutamente invulnerables”, apunta Javier Urra, exdefensor del menor, psicólogo, profesor universitario y experto en temas de juventud, quien advierte de la necesidad de concienciarles de un modo más efectivo: “Habrá jóvenes que tengan que estar un tiempo en una residencia de ancianos, en un hospital: que sean conscientes de lo que hay, de lo que se ve, de lo que pasa”. “Hay campañas para los jóvenes que tienen que estar hechas desde gente que influencian a los jóvenes, que se dirigen a ellos, que saben cómo piensan y cómo son”, señala.
Ese es el camino que propone para que, de una vez, se sientan identificados con la realidad; una realidad que golpea a España con 1.116.738 contagios y 35.298 muertos desde el inicio de la pandemia, con 18.418 positivos y 267 muertos más en el último balance emitido por el Ministerio de Sanidad.
Diariamente, fallecen un promedio de 100 personas por covid-19, según indicó este lunes Fernando Simón, y los hospitales empiezan a sentir “mucha presión” ante el incremento continuo de los ingresos. De no imponer medidas drásticas y cumplirlas, la situación puede descontrolarse seriamente y “no se descarta” un nuevo “colapso” del sistema sanitario.