Sam Connor, un niño británico de 14 años, murió este lunes por la tarde en la estación de Chertsey ante la mirada de 50 compañeros de clase horrorizados. El menor se tumbó en las vías para que un tren lo arrollara.
Deborah Barrett, la primera esposa del padre de Sam, James, dijo que "era una pequeña alma sensible, una linda persona a la que le gustaba jugar. Era divertido y sarcástico con un gran sentido del humor".
El adolescente, presuntamente acosado en la escuela católica romana salesiana, entregó su teléfono móvil y su mochila a los compañeros antes de la tragedia. Se llamó a los policías para alejarlos de la horrible escena, de modo que los especialistas pudieran retirar sus restos.
Uno de los amigos de Sam dijo que estaba siendo intimidado y que se encontraba solo en el patio durante el recreo. Cerca de él se halló una nota garabateada que se cree que es de suicidio. Un amigo de la familia confirmó a 'The Sun' que el joven "estaba siendo acosado en la escuela".
Sus amigos han descrito a Sam como "brillante y popular" y revelaron que el adolescente era uno de los chicos "más bonitos y encantadores" en un club de 'breakdancing' local.
Un portavoz del centro señaló que "no tenían registro" de que el niño había sido intimidado y que no podía hacer más comentarios. El director, James Kibble, afirmó que la escuela está "devastada" y que tendrán una serie de asambleas para ayudar a los estudiantes a aceptar la tragedia.