Un balón del Madrid, el recuerdo de los últimos Reyes que disfrutó con su hijo Julen, los regalos de Italia, Francia, Alemania... que siguen llegando de gente a la que el caso Julen le tocó el corazón, hasta pétalos de rosa con su cara. El pequeño aún vive en la casa de sus padres, que luchan aún contra el silencio y la ausencia, que se vuelve más real cuando pasean junto a un parque, cuando miran en el móvil las fotos y los vídeos de un pequeño lleno de vida antes de que una terrible tarde un pequeño pozo en lo que iba a ser una tarde de disfrute acabara con todo.
Allí en Totalán, un lugar que no volverán a pisar los padres de Julen, pese a su maravillosa gente. Demasiado dolor. Informativos Telecinco ha entrevistado en exclusiva al padre de Julen, de la mano de nuestra compañera Carmen Millán, en lo que es su entrevista más íntima, en su casa, paseando por sus recuerdos.
José Roselló, el padre de Julen, volverá a recordar la tragedia de su pequeño en el juicio sobre el caso que tendrá lugar el 21 de enero. Lo único que quiere es que acabe cuanto antes porque el dolor no se va. Tampoco la relación con David Serrano, dueño de la finca de Totalán (Málaga), hasta el trágico suceso íntimo de la familia y al que José no perdonará nunca. Reconoce no obstante que lo que ocurrió fue un accidente y no quiere entrar en culpabilidades o no, "eso no es cosa nuestra", aunque cree que la tragedia se podía haber evitado si David les hubiera dicho lo del pozo. El lunes se cumplirá un año de la muerte del pequeño, que tuvo en vilo a toda España durante 13 días.
José mantiene que nunca les dijo nada y reconoce que lo que más le duele de David son las formas. Ahora sobreviven gracias a los amigos, al nacimiento de un futuro hijo, aunque lo que desean es que termine todo. "Aún no nos creemos lo que nos ha pasado, otro golpe de la vida, lo tenemos en la mente como si hubiera sido ayer". José reconoce que intenta no recordar porque le hace daño. "Fuimos a un sitio al que no debimos haber ido". Eso es lo que se repite en su cabeza. Agradece una vez más el trabajo de todos, el cariño de gente que ha conocido a raíz de la tragedia. Intenta José quedarse con lo bueno dentro del horror. Con la solidaridad de la gente. Pero mira ese balón, del Real Madrid de Julen y no puede dejar de recordar. Como cuando el pequeño, con ese balón que nunca dejaba de tener en las manos como la vestimenta del Madrid, fue a visitar la tumba de su hermano. La memoria del pequeño Julen y de su hermano siempre vivirá en esta casa marcada por el dolor, pero también por la gratitud.