Jorge Ignacio P. J., el descuartizador confeso de Marta Calvo, la joven desaparecida en la localidad valenciana de Manuel, fue investigado en el año 2004 en relación a la Operación Acrópolis, una investigación para acabar con una red de narcotraficantes acusados de introducir droga en Extremadura.
La acusación incluía el nombre del hombre de 38 años en los informes, aunque no se concretó con exactitud cuál fue su participación en el caso, según ha contado el medio local Hoy. Siete años después se realizó el juicio y el Jorge Ignacio fue declarado en rebeldía al no poder ser localizado.
Cuatro años después de su primera investigación fue detenido, esta vez en Italia, cuando trasportaban nueve kilos de cocaína en un vehículo con matricula española. Cumplió condena en el país y después regresó a España.
Su historial con la justicia no acabó ahí. En octubre de 2017 ingresó en la cárcel por trasladar un alijo de cocaína desde Valencia a Pamplona, y fue condenado por la Audiencia Provincial de Navarra a un año de prisión. En el momento de la desaparición de Marta Calvo se encontraba en libertado provisional.
A pesar de confesar que descuartizó a la joven, de momento se le acusa de un delito de homicidio y no de asesinato, porque asegura que Marta falleció de manera accidental tras una noche de drogas. Ahora las autoridades están investigando su relación con otros casos similares, como el de la desaparición de Wafa, una joven de 19 años de Carcaixent, a escasos kilómetros de Manuel, y si se trata de un asesino en serie.
También se está investigando si está implicado en la muerte de dos prostitutas que fallecieron de forma aparentemente accidental tras practicar sexo y consumir cocaína. Varias mujeres han declarado de manera voluntaria ante la Guardia Civil asegurando que tuvieron relaciones sexuales con el detenido y que con ellas también empleó la cocaína.