La exposición mediática de la que se queja Meghan Markle es ahora el día a día de la nueva Primera Dama de Estados Unidos. Jill Biden es la primera inquilina de la Casa Blanca que ha decidido que su estilo pase a un segundo plano en estos tiempos de pandemia y crisis económica.
No han pasado ni 50 días desde que abrieron la puerta de la Casa Blanca y los Biden ya han marcado más que distancia de lo que fueron usos y costumbres de sus predecesores. La última decisión deja a la prensa sin información sobre el vestuario de la primera dama y a las firmas de moda sin visibilidad a lo grande.
En sus primeros pasos, Jill Biden ya se ha desmarcado de Melania. No la veremos vestida con marcas europeas de lujo como aquel abrigo de Dolce&Gabanna de más de 50.000 euros en su visita a Italia. Tampoco parece seguir el ejemplo de Michelle Obama que utilizó cada estilismo para lanzar mensajes de crítica o de apoyo.
La mujer del presidente prefiere que la ropa no distraiga. Algo que podríamos trasladar a nuestro país. En pandemia y no es casual, la reina Letizia, siempre vigilada, se ha bajado de los tacones, las canas han ganado a las mechas y sus trajes, son viejos conocidos.
69 años, maestra de profesión a quien ha siempre ha defendido con uñas y dientes, hasta haciendo de guardaespaldas. En común con Melania Trump, tiene un fugaz pasado de modelo publicitaria. Ella misma ha contado cómo conoció a Joe Biden, cuando él se fijó en un anuncio con su imagen: "Vio mi foto en algún lugar y dijo, este es el tipo de chica con el que saldría. Yo conocía a su hermano y él nos presentó".
Desde entonces, inseparables, Biden había perdido a su primera esposa tres años antes, también a su hija. Tras el divorcio de Jill formaron una nueva familia. Mujer de senador, también de vicepresidente, nunca ha dejado de trabajar. Su intención es seguir haciéndolo cuando llegue a la Casa Blanca. Una primera dama profesional, profesora de ingles en la universidad de Virginia. Un cambio radical tras la era Trump.
No será la primera vez que compagina su labor profesional con un rol político: la doctora seguía dando clase de inglés en el Northern Virginia Community College mientras su marido ejercía como vicepresidente de Estados Unidos a las órdenes de Barack Obama. Jill Biden ostentaba, en ese caso, el título de segunda dama.
En las sucesivas entrevistas que ha concedido durante la campaña, Biden, doctorada en Educación de la Universidad de Delaware en 2007, ha prometido también que hará todo lo posible para mejorar las condiciones de enseñanza y la calidad de vida del profesorado.
"Los centros de formación profesional son uno de los secretos mejor guardados de este país", ha declarado Biden. "Y quiero que la gente valore a los profesores y valore sus contribuciones", hizo saber el pasado mes de agosto, en plena campaña, en declaraciones a la cadena CBS.
La profesora, de 69 años de edad y natural de Nueva Jersey, indicó durante la entrevista la necesidad de "elevar las perspectivas" del profesorado. "Tanto los estudiantes como los educadores necesitarán más apoyo de salud mental para lidiar con el trauma de esta pandemia, y son necesarias, en general, mejores políticas. Y las mejores políticas en educación no vienen de los políticos, sino de los educadores", recalcó.