Javier Urra, psicólogo: "La falta de culpabilidad, de realidad y la frialdad” es lo que se debe analizar en el parricida de Elche

Santiago, de 15 años, ha matado a su madre, a su hermano de 10 años y ha esperado que llegara su padre a casa para hacer lo mismo con él. Ha cogido los cuerpos, los ha metido en un cobertizo y ha convivido cuatro días con los cadáveres. Cuando una vecina le preguntó al ya conocido como parricida de Elche dónde estaba su familia le dijo sin más: “Los he matado”.

¿Tiene el parricida de Elche una enfermedad mental?

“No”. Es lo que considera el psicólogo, Javier Urra, con quien hemos hablado sobre el parricida de Elche. Urra cree que hay una fuerte adicción a los videojuegos, unido a una personalidad fría y sin capacidad de empatizar y una falta de realidad.

“Si hubiera una enfermedad mental estaría desquiciado, no tendría una relación ordinaria en el colegio, algo habría visto el orientador del centro”, explica el psicólogo. Lo cierto es que Santiago siempre fue buen estudiante, según sus compañeros, hasta ahora. Había dejado incluso de ir a clase. A sus amigos les dijo que tenía covid.

El papel de los videojuegos en un caso como el parricidio de Elche

El parricida de Elche mató a su familia después de que lo castigaran sin internet ni videojuegos por las malas notas. A juicio de Javier Urra puede ser una persona “adicta a los videojuegos, impulsiva”, que siendo un buen estudiante ha terminado “fracasando en los estudios porque empezó a dedicar demasiado tiempo a jugar online. Quizás está enganchado y no entiende ni acepta” que su madre le privara de los videojuegos.

La educación de hoy está haciendo que los jóvenes no toleren ni acepten la frustración

No es fácil para la sociedad comprender que una prohibición pueda llevar a un joven a matar a su familia, aunque el experto advierte de que “la educación de hoy está haciendo que los jóvenes no toleren ni acepten la frustración”.

Síndrome de abstinencia

La psicóloga Consuelo Tomás, experta en adicciones no toxicas, explica que "las personas que están enganchadas a los videojuegos pueden llegar a desarrollar un síndrome de abstinencia" y "cuando las interrumpen pueden desarrollar algún comportamiento violento".

Esa grave adición, junto a una personalidad fría, sin empatía, ni sufrimiento ni sentimiento de culpabilidad, unido a la incapacidad de distinguir la realidad de la ficción de un vídeojuego y la incapacidad para aceptar normas ha podido llevar a este desenlace fatal.

Tomás coincide en señalar que están viendo casos en los que "la persona se aleja tanto de la realidad, que esperan ser los protagonistas del videojuego. Ante esta situación, cuando el contenido del videojuego es violento, puede provocar una conducta agresiva y ser un modelo para los más jóvenes". Otras veces, "la conducta agresiva también puede venir a raíz de la interrupción del juego".

Falta de culpabilidad y frialdad ulterior

Santiago mató a su madre y a su hermano de 10 años y esperó a que su padre llegara a casa para asesinarlo también. Después fue capaz de llevar los cuerpos hasta un cobertizo y convivir con ellos durante cuatro días. Esa “falta de culpabilidad” y esa “frialdad ulterior” es a juicio de Urra lo que se debe analizar desde el punto de vista psicológico. Habría que preguntarle al joven -señala- "por qué lo hizo" y si considera que su familia “se lo merecía” o “le molestaban” de algún modo.

A veces, las personas encerradas en sí mismas, poco sociables, con ideas tanáticas, que se refugia en el anonimato de las nuevas tecnologías pueden resultar más vulnerables ante este tipo de adicciones en Internet.

¿Qué señales de alarma pueden advertir a los padres?

Son muchas las señales que puede enviar un adolescente que tiene un problema con los videojuegos o con las nuevas tecnologías. En la ‘Guía para padres. Nuevas Tecnologías', Javier Urra y su equipo las explican.

Algunas de las señales de alarma que puede enviar un adolescente que necesita ayuda son: aumento del tiempo de conexión, aislamiento social, comportamientos extraños, irritabilidad si no se pueden conectar, engañar con el tiempo que permanecen online, se muestra reservado o malhumorado…

Lo primero que deben preguntarse unos padres para detectar si sus hijos tienen un problema es si tienen claro a qué juegan online, qué hacen en internet y sobre todo deben “conocer a sus hijos, su personalidad”.

En la citada guía señalan que “es fundamental generar un diálogo fluido y permanente con los menores, estar muy atentos a sus comportamientos, actitudes y estado de ánimo, especialmente a los cambios bruscos y relevantes”.

Consuelo Tomás concluye que a pesar del parricidio de Elche no hay que estigmatizar, ya que en la adicción al videojuego no solo hay relación causa-efecto, sino un cúmulo de factores que pueden hacer que una persona actúe de esa forma violenta. Estos comportamientos -afirma- se pueden detectar y desde la psicología hay tratamientos para estos jóvenes y para sus familiares.

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