La ministra de Igualdad, Irene Montero, haciendo balance en la recta final del año, ha denunciado los últimos crímenes machistas y ha vuelto a reclamar la implicación de todos para luchar contra la violencia de género.
En total, de confirmarse los dos últimos casos, –el de una mujer y su hija de 11 meses en Villaescusa, Cantabria, presuntamente asesinadas por un hombre que se saltó la orden de alejamiento–, ya serían 42 las mujeres y 6 los menores asesinados por la violencia machista.
“Es necesaria la implicación del conjunto de instituciones, administraciones y también de la ciudadanía para detectar precozmente las situaciones de violencia, especialmente con las Navidades tan cerca, y que todo el mundo sepa que siempre puede hacer algo frente a la violencia contra las mujeres”, ha subrayado Irene Montero, destacando así que cualquier persona que sepa de un caso de violencia machista puede y debe denunciar.
La ayuda es fundamental porque es un hecho que la mayoría de las mujeres asesinadas por parejas o exparejas este año no había denunciado. Además, el infierno del maltrato se ha agudizado durante la pandemia, dado que muchas mujeres han tenido que convivir sin opciones con sus agresores, lo que multiplica su riesgo de sufrir violencia física y psicológica.
En estos momentos, se ha abierto una investigación sobre la actuación de la Guardia Civil en el crimen de Villaescusa, en Cantabria. El agresor ha sido enviado a prisión, mientras se indaga y se trata de determinar si dos de los agentes podrían haber incurrido en una omisión del deber, ya que poco antes de los hechos estuvieron con el detenido.
El juez puede acusar a los guardias civiles al no detener al maltratador, que se había colado en casa de Eva, la mujer asesinada, a pesar de esa orden de alejamiento.
La propia Benemérita ha abierto una información reservada porque la patrulla que acudió a la vivienda alertados por Eva lo echaron de la casa sin más. Dos horas después, tanto ella como su bebé, de 11 meses, fueron asesinadas.
Los cuerpos no fueron descubiertos hasta el día siguiente, cuando el presunto asesino estaba en el cuartel siendo interrogado y la hermana de Eva había denunciado la desaparición.
La orden de alejamiento se había dictado el pasado 6 de noviembre porque él la había amenazado con un cuchillo. No fue acompañada de un dispositivo de control; una pulsera que habría alertado cada vez que el presunto asesino se presentaba en la vivienda, algo que ocurrió en varias ocasiones, según fuentes de la investigación.