Se han visto pedidas de mano de las formas más originales y en los sitios más inesperados, pero la vivida en plena playa en Fuengirola, Málaga, superó sin duda todas las expectativas.
Todo comenzó cuando el decidido novio sorprendió bajándose de una moto de agua con un flotador gigante en forma de anillo mientras ella ejercía su trabajo como vigilante en la playa.
“Los compañeros vigilantes, mi familia, el compañero de las motos de agua… Ello es lo que ha hecho que esto salga bien”, cuenta él, explicando que estaban compinchados todos ellos para que el plan saliese tal como lo había pensado.
La novia, siempre dispuesta a reprender a quien no cumple las normas de seguridad, esperaba de todo menos una escena así:
“Les requiero para comunicarles que tienen que dejar de hacer el tonto en el agua e irse más lejos. Cuando les vi… me quedé blanca”, cuenta, explicando que delante a quienes tenía eran a su suero y a su novio… ahora ya futuro marido.
“Fue muy original y muy bonito y yo creo que a mí no se me hubiese ocurrido hacerlo de esa manera”, explica.
Enrique llegó vestido de traje, con el flotador en forma de anillo, y no lo hizo en cualquier playa, sino en aquella en la que se conocieron.
“Creo que la gente necesita un poco de amor, de cariño”, cuenta, y sin duda dio un momento también insólito para los allí presentes. Cuando hincó la rodilla en la orilla, todo el mundo le animaba a formular la gran pregunta: ‘¿Quieres casarte conmigo?’, y la respuesta no pudo ser mejor: “Mi sí fue el más deseado de toda mi vida”, explica ella.
Lo siguiente será organizar una boda más original todavía para disfrutarla con sus invitados.