Las incógnitas del asesinato de Jaula en Alcalá la Real: encuentran signos de violencia sexual

  • Se encuentran restos biológicos del acusado en el cuerpo de Jaula

  • Los investigadores no tienen claro por qué Jaula acompañó al joven a las ruinas

  • Los investigadores creen que Jaula fue forzada

Hoy ha comparecido ante el juez el joven detenido, el asesino confeso. Los datos apuntan a una violación por los restos en el cuerpo de Jaula y creen que la niña de 14 años fue forzada.

Jaula y su asesino confeso no eran pareja, la madre de Jaula sigue hablando de trampa. El presunto asesino propuso ir a las ruinas y ella aceptó Las imágenes de la zona los captan yendo hacia allí pero también la vuelta del joven solo. El joven no está siendo colaborador con los investigadores. El joven reconoció haber matado a Jaula, pero después se ha negado a colaborar.

El recinto en el que se hallaban la adolescente y su presunto asesino está cercado, por lo que ambos tuvieron que rebasar la valla. Lo que tampoco se sabe es si Jaula lo hizo voluntariamente o sí el joven, que es alto y fuerte, introdujo el cuerpo de la adolescente en el recinto.

Le dijo a un amigo que intentó tener una relación sexual con Jaula

Jaula fue a estudiar con una amiga y allí coincidió con otros amigos y el agresor, al que conocía porque vivió en la misma calle. Jaula, 14 años y a su asesino confeso, de 22, tuvieron que acceder a la zona vallada de la fortaleza. Allí mató a la menor, avisó del crimen a emergencias y a un amigo al que dijo haber intentado la relación sexual, según adelante el Diario de Jaén. El cuerpo estaba desnudo, pero no tenía signos defensivos, aunque sí de estrangulamiento. No hay evidencia aparente de violación, pero falta el informe de los resultados de las pruebas biológicas. La familia está pendiente de poder despedir a Jaula.

Las incógnitas del crimen

¿Qué se sabe? En torno a las nueve y media de la noche, el joven telefoneó al servicio 112 para confesar que había matado a la joven. Estaba en los arrabales del monumento. A raíz de ahí, agentes de la Guardia Civil acudieron hasta el lugar. Ya había anochecido. La madre de la adolescente, Hakima Z., había comunicado al Instituto Armado la preocupación por el hecho de que su hija, que había salido a hacer deberes con una amiga no había regresado al domicilio. La menor estuvo en compañía de compañeros y amigos.

Los miembros de la Benemérita localizaron el cadáver finalmente. El cuerpo se hallaba oculto en un lugar recóndito del ruinoso templo, todo un laberinto, sin luz. La menor presentaba marcas en el cuello, atribuidas a asfixia. El delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, ya confirmado que todos los indicios en la investigación apuntan a que esa sea la causa del fallecimiento.