En solo 12 días la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado dos mensajes si no contradictorios, sí desconcertantes entre ellos. El primero fue el pasado 11 de enero. Entonces avisó que el final de la ola de ómicron en Europa no parecía cercano. Hans Kluge, director de esta organización en Europa, calculaba que entre las próximas seis y ocho semanas, la mitad de la población del continente se contagiaría con esta variante, lo que pondría contra las cuerdas a los sistemas sanitarios. Descartaba así un escenario próximo en el que la covid pasase a ser una enfermedad endémica. A fecha de hoy, en el viejo continente ya se han contabilizado 126,8 millones de personas infectadas de uno 700 millones que hay, incluyendo la parte de Rusia del continente europeo, es decir, un 18%, según la OMS.
Este domingo, sin embargo, el mensaje de la OMS era distinto. Mucho más optimista, Kluge aseguraba que era "plausible" que en Europa se estuviese acercando al final de la pandemia, después de que acabase infectado al 60% de los europeos en marzo. "Una vez que baje la ola de ómicron, habrá por unas semanas y unos meses inmunidad general, ya sea por la vacuna o porque la gente será inmune por la infección y también una baja por la estacionalidad", dijo. Pero aclaró: "Aun así, debemos ser cautos porque pueden surgir nuevas variantes".
¿Qué debemos esperar ante estos dos mensajes diferentes? ¿La pandemia se acaba o no en Europa en poco tiempo? ¿Son contradictorios?
“Hay un escenario donde evidentemente habrá una gran proporción de vacunación europea que estará infectada por ómicron, pero nada nos dice que esta infección por ómicron proteja de infecciones contra otras variantes y que la vacunación que se haya logrado cubra con eficacia esta nuevas”, aclara el epidemiólogo y exdirectivo de la OMS, Daniel López Acuña, preguntado por estas cuestiones.
El exdirectivo de la OMS apunta que de toda la declaración de Kluge de este domingo, los medios han destacado más "el fin de la pandemia" que la "posible aparición de nuevas variantes". "La pandemia como tal no va a terminar si no termina la presencia de enfermedad en varios continentes simultáneamente. No es un tema de que la pandemia termine en Europa. Para ser pandemia tiene que estar presente en el mundo. Y en el mundo, dada la baja cobertura de vacunación y la alta transmisión, lo más probable es que siga sobre todo en el hemisferio Sur un poco más adelante", explica López Acuña. "No estamos llegando a una fase endémica, y el mismo Kluge lo dijo. Lo que puede terminar en Europa es la emergencia sanitaria pero no la presencia de la enfermedad del virus, es decir, la pandemia", añade. "Plantearnos que la pandemia termina cuando pase ómicron es de un absoluto optimismo infundado o una confusión de términos".
Mirando la curva de los distintos países europeos, no hay ninguna que parezca mostrar claramente el camino del final. La salida de esta última ola, impulsada por ómicron, es más incierta que ninguna. Tan pronto la curva de incidencia de casos sube como bajan en un mismo país, probablemente, debido al solapamiento de la onda de delta con la de ómicron. Si antes tomábamos como modelo de lo que podíamos esperar a algún país (que estaba semanas por delante en cuanto a contagios), eso ya no sirve porque las oscilaciones son enormes.
Dinamarca y Francia están en ascenso imparable desde hace semanas a pesar de que hace una semana esta última parecía que tocaba techo, lo que luego se ha visto que era un espejismo. Desde el 5 de enero, Reino Unido ha experimentado un descenso considerable de sus contagios, pero desde hace unos días se ha instalado en una meseta. Alemania, en cambio, parece contener los casos, sin que crezcan de manera vertical. En España, llevamos varios días con una curva en forma de zigzag como pocas veces habíamos visto antes.
Algunos expertos atribuyen la explosión de casos en Dinamarca por la variante BA.2, el sublinaje de ómicron que ha pasado de representa el 20% de todos los casos de covid en la última semana de 2021, al 45% en la segunda semana de 2022. "Puede ser que sea más resistente a la inmunidad de la población, lo que le permite infectar más. Todavía no lo sabemos", ha señalado Anders Fomsgaard, investigador del Statens Serum Institut (SSI).
En cuanto a Alemania, su curva no va por delante de España, sino por detrás. "Su ola de otoño fue la nuestra del verano. Cuando en junio España soltó todas las restricciones y se contagiaron los jóvenes, en Alemania las mantuvieron y aflojaron en septiembre y les ocurrió como a nosotros nos había pasado en julio y agosto pero con una curva empeorada por ser otoño y hacer más frío y la gente moviéndose más en iteriores", explica Saúl Ares, científico del CSIC. "Omicron les pilló de bajada; no como a España, que le tocó de subida", añade.
En España, el zigzag observado en su curva de las últimas semanas se explica probablemente porque se haya perdido la capacidad de contar los positivos. "Si miramos los ingresos en la Comunidad de Madrid, que es un dato mucho más fiable, no hay ningún zigzag, aunque sí en los casos, lo que me hace pensar que el zigzag es mentira, un artefacto de no saber llevar la cuenta por haber tantos casos que supera la capacidad administrativa, por las fechas de festivos, donde se recogen menos casos", señala Ares.