Podría tratarse de una película de terror de no ser porque es una historia dolorosamente real, la de Natalia Grace, una niña ucraniana que fue adoptada a los seis años por Kristine y Michael Barnett en 2010 en el estado de Indiana (EE.UU.). Natalie no era una niña normal, puesto que padecía displasia espondiloepifisaria congénita, un trastorno de los huesos que implica enanismo y ciertas anormalidades esqueléticas, pero los Barnett la acogieron igualmente. Sin embargo, tras instalarse en su nuevo hogar con su nueva familia -los padres ya tenían tres hijos biológicos-, Natalie empezó a levantar las sospechas de sus progenitores.
Su comportamiento no se correspondía al de una pequeña de su edad. Empleaba un vocabulario más propio de una persona mayor y se percataron cuando la vieron desnuda por primera vez que ya tenía vello púbico. Meses más tarde descubrieron restos de sangre en su ropa interior, evidencia de que su hija estaba teniendo la menstruación.
Pronto la familia, siempre según su versión, comenzó a obsesionarse con la idea de que la pequeña era en realidad una mujer mayor de edad haciéndose pasar por alguien mucho menor. Acudieron a un médico que confirmó que Natalia tenía más de 18 años, basándose en los registros dentales y su desarrollo sexual. Incluso, convencidos de tener a una mujer adulta en casa, lograron que un tribunal de Indianápolis cambiara la edad legal de la niña a 22 años.
Pero eso no es lo más espeluznante. Según Kristine Barnett, la niña hablaba constantemente de que iba a apuñalarles a todos, pintaba con sangre los espejos de la casa, ponía lejía en el café y "hacía dibujos diciendo que quería matar a los miembros de la familia, enrollarnos en una manta y enterrarnos en el jardín". En otras palabras, retratan a su hija como una psicópata que incluso llegó a empujar a la madre contra una valla electrificada.
La asustada familia decidió poner tierra de por medio para salvar sus vidas. Pagaron un año de alquiler de un apartamento, un seguro médico y dejaron cupones de comida para Natalia antes de mudarse a Canadá y dejar a la niña abandonada. Con el paso del tiempo, dejaron de pagar el alquiler y Natalia fue deshauciada. El giro en la historia se produjo cuando la supuesta menor acudió a los tribunales y denunció que había sido abandonada cuando tenía nueve años.
La Justicia acusa al matrimonio, ahora separado, de haber abandonado a Natalia cuando era menor y están imputados por negligencia grave, según informa 'The Washington Post'. Y las contradicciones entre sus versiones no hacen sino echar por tierra toda la historia. Michael Barnett admitió ante la policía que su hija adoptiva era una niña cuando le cambiaron la edad en 2012 y que la madre le advirtió de que dijera a todo el mundo que su edad era de 22 años si le preguntaban. Kristine, sin embargo, sigue aferrada a su versión.
En realidad, la precocidad en el desarrollo físico y sexual de Natalia se debe a su trastorno particular. En algunos tipos de displasia ósea aparece la pubertad precoz y la menstruacion reglada, alrededor o antes de lo siete años. Y es muy normal que se produzca una temprana maduración sexual, tanto en los genitales externos como internos. Asimismo, la displasia también conlleva alteraciones de la densidad ósea, por lo que los síntomas que observaba Kristine eran absolutamente congruentes con su condición.
Actualmente Natalie tiene 16 años, pero según la Justicia tiene 30. Tras años y años de pesadilla, la luz empieza a verse al final del túnel. La ahora adolescente está feliz en el seno de la familia de acogida cristiana de Cynthia y Antwon Mans. Mientras, sus anteriores padres adoptivos, los auténticos psicópatas, aguardan sentencia por negligencia infantil.