Guillém conoce esa sensación. Es un hombre de mediana edad que contempló atónito cómo la riada avanzada imparable hasta engullir el suelo del primer piso de la casa de su madre. Móvil en mano registró cómo el torrente se desbordaba ante sus ojos, cómo ascendía el agua de forma violenta hasta acabar colándose en su propio hogar. Son imágenes que le servirán para demostrar que lo que vivió, fue real.